Es verdad, así de colapsada estoy. Como verán la productividad de la cocina está a todo dar. Los posteos están súper atrasados y el número de recetas del libro es cambiante. En el índice hay 700, pero recién descubro que hay repetidas pues el índice es por ingredientes. Numeradas a mano hoja por hoja, hay 400 y aparte están las recetas intercaladas en los textos que no están señaladas en ninguna parte. Aún no se cuánto hay que cocinar…
Hay cómputo final: 490 recetas. Bajó la presión a una al día y auemntaron las ganas por perfeccionarlas y poder hacerlas en varias versiones.
Y eso que sólo estoy subiendo al blog las recetas que no he hecho nunca, pues por un carril aparte van los platos de repetición. Cada dos días más o menos hago pan, brazos de reina en todas sus versiones de masas y rellenos y a eso se suman el clásico arroz con leche, las hamburguesas y las comidas que los niños se niegan a dejar.
“¿Te da mucha pena que no nos comamos tus comidas?”, me preguntó tiernamente el Jose anoche luego de que no quisieran ni oler una deliciosa Tarta de Cebolla. Pero qué vamos a hacer, lo entiendo perfectamente, la casa quedó invadida por un aroma que no era el más grato y yo lloré como magdalena por demasiado tiempo.
“No Jose, no me da pena, las hojuelas de la hora del té se las comieron todas y eso me pone muy feliz”, le contesté. Pobres niños. Tal vez estén sufriendo más de la cuenta.
Bueno, la cosa es que mi tiempo de escritura se ha reducido demasiado. Como la idea es que pueda compartir las recetas con ustedes, parece que le pondremos un poco de pausa al desafío un par de días a fin de ponerme al día con las recetas… Gracias por la comprensión.