“Una estructura tan armoniosa es el resultado de un periodo muy largo de ensayo y error -los 5.000 millones de años de evolución biológica-.(…) el hecho de que por cada compuesto orgánico producido por un ser viviente , hay en algún lugar del ecosistema un enzima capaz de descomponerlo es una regla inquebrantable. (…) la ausencia de una sustancia particular en la naturaleza es frecuentemente una señal de que la misma es incompatible con la química de la vida(…) El nilón, por ejemplo, no es biodegradable; es decir, no hay enzima en organismo viviente conocido alguno que pueda descomponerlo. En consecuencia cuando es arrojado a la ecosfera, el nilón, como en general todos los plásticos, persiste.”
Commoner, En paz con el planeta, p-19-20.
Las ecoesferas (desde USD50 en Amazon.com) son pequeñas bolas de cristal que en su interior recrean un ecosistema cerrado perfecto. En esta esfera con agua de mar conviven un pequeño camaron rojo, algas y microbios (algunos incluyen un pequeño caracol, no indispensable para el cierre del ecosistema, pero útil para la limpieza de la bola) que solo necesitan un poco de luz solar para vivir por hasta 10 años.
Las 4 leyes de la ecología según Barry Commoner apuntan a recalcar lo perfecto de nuestro ecosistema y de sus mecanismos de autoregulación; estos mundos en miniatura intentan demostrárnoslo -con su armonioso balance de tierra, agua, aire y vida- a cada minuto.