La duquesa de Sussex ha celebrado su cumpleaños número 37, el primero como parte de la familia real, sin fiesta y al parecer tampoco tendrá regalos.
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Meghan Markle cumplió un nuevo aniversario de vida entre compromisos y responsabilidades reales junto a su esposo.
El príncipe Harry estuvo junto a su esposa en el matrimonio de uno de sus mejores amigos en la localidad de Surrey, al sur de Inglaterra.
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Markle no tuvo una celebración propia y tuvo que conformarse con festejar junto a los amigos de su esposo.
Pero quienes no estuvieron cerca de Meghan para felicitarla quisieron lucirse con un detalle, pero hasta para eso existen reglas en la realeza.
Según el protocolo de la familia real, la duquesa está obligada a rechazar cualquier regalo de personas desconocidas, así como de marcas o negocios.
«Los obsequios ofrecidos por personas privadas que viven en el Reino Unido y que no son personalmente conocidos por la familia real, deben rechazarse cuando existan dudas sobre la procedencia o las motivaciones del donante», establece la regla.
La razón de la estricta norma tiene que ver con motivos de seguridad. Los integrantes de la familia real deben estar protegidos ya que no conocen las intenciones tras los obsequios.
Por este motivo Meghan Markle tiene que devolver muchos de los regalos recibidos por la celebración de su cumpleaños. Triste pero cierto.