Belinda está cerrando 2025 con la misma capacidad que la ha acompañado todo el año: sorprender. Después de meses marcados por proyectos exitosos -su regreso a la pantalla con la adaptación de Mentiras, el lanzamiento de Indómita y una narrativa pública mucho más segura y libre-, la cantante volvió a captar la atención, esta vez desde de su hogar.
A través de las historias de su cuenta oficial de Instagram (@belindapop), Belinda compartió un vistazo a su decoración navideña de este año. Y aunque muchos esperaban algo etéreo, delicado y digno de un cuento de princesas -una estética que históricamente ha acompañado su imagen-, la sorpresa fue total: una elaborada colección de duendes traviesos invadía su hogar, colgándose del barandal de las escaleras, asomándose en rincones y transformando el espacio en una escena lúdica, casi teatral.

Belinda y su divertida decoración navideña
La protagonista indiscutible de su decoración 2025 es su colección de duendes. No se trata de uno o dos adornos discretos, sino de múltiples figuras distribuidas estratégicamente por la casa, creando la sensación de que los elfos realmente “habitan” el lugar. Algunos cuelgan del barandal, otros parecen observar desde lo alto, y varios más aportan un aire travieso que rompe con cualquier idea de solemnidad navideña.
La decoración con duendes no es nueva, pero sí ha ganado fuerza en los últimos años como una tendencia que apuesta por lo mágico, lo juguetón y lo narrativo. Desde la popular tradición de The Elf on the Shelf hasta colecciones completas que convierten la casa en un escenario de fantasía, los elfos representan una Navidad más interactiva y menos rígida.
En ese sentido, Belinda se suma a una corriente que privilegia la imaginación sobre la perfección estética. Sus duendes no buscan verse “bonitos” en el sentido clásico; buscan contar una historia.

Duendes, travesuras y un significado divertido
La tradición del Elf on the Shelf se basa en la idea de un elfo que “cobra vida” durante la noche y cambia de lugar cada día, generando ilusión, especialmente en los niños. Las travesuras suelen ser pequeñas escenas cotidianas: elfo derramando cereal, escribiendo mensajes en el espejo o balanceándose de un adorno.
Aunque Belinda no explicó reglas ni rituales específicos, la forma en que dispuso sus duendes remite claramente a ese universo. Hay humor, movimiento y una intención clara de romper con la Navidad estática. La casa no parece un set impecable, sino un espacio vivo, intervenido por personajes.
Y ahí está el gesto más interesante: Belinda, una artista que durante años fue asociada con lo pulcro, lo delicado y lo casi inalcanzable, eligió mostrar una faceta más juguetona y caótica. Una Navidad menos aspiracional y más divertida.

Este año, Belinda no solo decoró su casa; reforzó una narrativa personal. Después de un 2025 en el que recuperó control sobre su carrera y su discurso público, su Navidad parece alinearse con ese mismo mensaje: no todo tiene que ser perfecto para ser especial.
Los duendes colgados del barandal funcionan casi como una metáfora. Son inesperados, un poco irreverentes y totalmente fuera de lo que muchos imaginarían como “la Navidad de Belinda”. Y justamente por eso conectan.
En tiempos donde las redes sociales suelen mostrar celebraciones impecables y repetidas, este gesto destaca por su autenticidad. No es una decoración pensada para complacer expectativas, sino para reflejar un estado de ánimo.
Al final, la Navidad de Belinda 2025 no habla solo de adornos, sino de libertad creativa, juego y la capacidad de reinventarse incluso en los detalles más cotidianos.
