Realeza

A sus 12 años, el príncipe George sigue los pasos de la princesa Diana: así conmueve a todos con su espíritu altruista

El gesto del príncipe George que confirma que la empatía de Diana sigue viva en la realeza

Kate Middleton
Kate Middleton y su familia La princesa Kate junto al príncipe William y sus hijos George, Charlotte y Louis, en una foto entregada por el Palacio de Kensington el lunes 9 de septiembre. (Will Warr/AP)

Cada diciembre, la familia real británica vuelve a acaparar titulares entre looks impecables, tradiciones navideñas, eventos oficiales y, por supuesto, las causas benéficas de las que forman parte. Sin embargo, este año hay un detalle que ha robado miradas y corazones por completo. El príncipe George, heredero en formación y cada vez menos niño, dio un paso significativo fuera del protocolo para participar en una de las actividades más simbólicas para su familia. Un gesto sencillo, pero profundamente poderoso, que conecta directamente con el legado de su abuela, la princesa Diana.

A sus 12 años, George acompañó a su padre, el príncipe William, al refugio para personas sin hogar The Passage, en Westminster, una organización con una carga emocional enorme para los Windsor. No fue una visita cualquiera: fue un acto de memoria, de educación emocional y de continuidad generacional.

Un gesto que cierra el círculo entre Diana, William y George

La escena tiene algo de poético. En 1993, la princesa Diana llevó por primera vez a su hijo William, entonces de 11 años, a The Passage, convencida de que sus hijos debían conocer la vida más allá de los muros del palacio. Treinta y dos años después, William repitió ese gesto con su propio hijo.

Durante la visita, padre e hijo se pusieron delantal y ayudaron a preparar el almuerzo navideño para más de 150 personas. William se encargó de los tradicionales brussels sprouts, mientras que George acomodó los Yorkshire puddings con concentración y entusiasmo. Según Mick Clarke, director ejecutivo de la organización, el joven príncipe “estaba completamente dispuesto a arremangarse y ayudar”, y lo describió como “un niño encantador, muy interesado en hablar con las personas que han pasado por el servicio”.


Uno de los momentos más emotivos ocurrió cuando George firmó el libro de visitas en la misma página donde, décadas antes, habían dejado su firma William y Diana. “Fue un momento precioso”, relató Clarke, recordando cómo William le explicó a su hijo: “Esta es la firma de mi mamá. Fue la primera vez que me trajo aquí”.

Más que caridad: una lección de vida fuera del palacio

La visita ocurrió el mismo día del tradicional almuerzo navideño de la familia real en Buckingham Palace, un contraste que no pasó desapercibido. Y ahí está el mensaje: mostrarle a George que el mundo no se reduce a privilegios, sino que también existe una realidad donde “muchas personas están a una factura de distancia de quedarse sin hogar”, como advierte la propia organización.

The Passage, que ha trabajado en Westminster desde 1980, ayudó tan solo el último año a más de 3,000 personas en riesgo de quedarse sin vivienda. Factores como la pobreza, la salud mental, la violencia doméstica o las adicciones son parte de una problemática compleja que William conoce de cerca y que hoy combate con su proyecto Homewards, una ambiciosa iniciativa para erradicar la falta de vivienda en Reino Unido.

William ha confesado que aquella primera visita con su madre cambió su forma de ver el mundo. “Pensé que si alguien no tenía casa estaría muy triste, pero me sorprendió ver un ambiente lleno de calidez y risas”, recordó. Diana, con su estilo cercano, “hacía que todos se sintieran relajados”. Esa misma sensibilidad parece asomarse ahora en George.

Príncipe George
Príncipe George El gesto del príncipe George (Instagram)

El legado silencioso de Diana sigue vivo

No hubo discursos grandilocuentes ni poses calculadas. Hubo conversación, risas tímidas, manos trabajando y una enseñanza clara: la empatía también se aprende viviéndola. En una época donde la imagen lo es todo, el debut solidario del príncipe George recuerda que el verdadero peso de la realeza no está en la corona, sino en el compromiso con los más vulnerables.

Lady Di, la eterna “Princesa del Pueblo”, estaría orgullosa. Porque su legado no solo sigue vivo: ahora también camina, cocina y escucha, de la mano de su nieto.

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