La princesa Leonor ha sorprendido a la sociedad española y a los internautas con su determinación y fuerza en la formación militar. Tras tres años de intenso entrenamiento que abarcan las tres ramas de las Fuerzas Armadas -Academia General Militar de Zaragoza (Tierra), Escuela Naval de Marín (Mar) y la Academia General del Aire y del Espacio en San Javier (Aire)- la heredera al trono ha dado un paso decisivo: su primer vuelo en solitario. A bordo de un Pilatus PC-21, la joven alférez ha demostrado que su compromiso con la preparación para convertirse en Capitana General de las Fuerzas Armadas es serio y riguroso, más allá de cualquier protocolo o expectativa mediática.
Un logro que simboliza disciplina y resiliencia
El pasado 18 de diciembre de 2025, Leonor realizó la “suelta”, el término aeronáutico que define el primer vuelo sin instructor a bordo. Tras cuatro meses de instrucción teórica, práctica en simuladores y vuelos acompañados, la princesa se elevó sobre el Mar Menor pilotando el moderno Pilatus PC-21, un avión de entrenamiento con tecnología similar a la de los cazas actuales. La Casa Real difundió imágenes que muestran desde los preparativos del vuelo hasta la celebración del hito con sus compañeros, reflejando la disciplina y constancia de la heredera.
Su instructora, la capitán Elena Gutiérrez, primera mujer en pilotar un Eurofighter en solitario, destacó: “Lo que hacen sus compañeros en tercero y cuarto, ella lo hace en un año, en un curso. Pero exactamente las mismas horas”.
Estas palabras subrayan que Leonor ha seguido el mismo ritmo de exigencia y ha enfrentado los mismos desafíos que sus 74 compañeros, sin privilegios ni atajos.
Durante su formación, la princesa ha pasado por sesiones de simulador FTD de vuelo completo, vuelos acompañados, ejercicios de supervivencia en el mar y adiestramiento con equipo especializado de siete kilos, incluyendo el zahón anti-G que protege al piloto durante maniobras bruscas. Además, ha participado en ceremonias institucionales como la jura de bandera, mostrando compromiso con la tradición y la responsabilidad que implica su futuro rol.
Reacciones divididas y admiración en redes
El primer vuelo en solitario de Leonor no solo ha sido un logro militar, sino también un momento que ha generado debate en redes sociales. Muchos internautas celebran su valentía: “Ella no es una princesita delicada”, “Qué valiente”, “Una princesa de verdad”, se lee entre los comentarios que resaltan su fuerza y determinación. Otros cuestionan la intensidad de la formación: “Qué forma de arriesgarse”, “Pero no va sola, hay alguien más ahí”, o se preguntan sobre el nivel de exigencia militar al que se somete la heredera.
Más allá de la polémica, el vuelo simboliza resiliencia, preparación y el paso de la tradición a la modernidad: una princesa que se forma en igualdad con sus compañeros, enfrentando los mismos retos y demostrando que la disciplina y la constancia son el verdadero legado de liderazgo.
La princesa Leonor no solo consolida su camino hacia la Capitanía General de las Fuerzas Armadas, sino que envía un mensaje claro a la sociedad: liderazgo, determinación y valentía no se heredan, se construyen. Su primer vuelo en solitario marca un antes y un después, reafirmando que, más allá de los títulos y protocolos, la entrega y el esfuerzo son los que definen a una futura jefa de las Fuerzas Armadas.

