Shakira no solo volvió: reclamó la cima. Este año, la colombiana consolidó una de las etapas más poderosas de su carrera con récords, una gira arrolladora y un discurso artístico que convirtió el dolor en motor creativo. Tras un periodo personal complejo la separación oficial de Gerard Piqué en junio de 2022, después de 11 años y dos hijos en común, la artista transformó la narrativa.
El punto de quiebre llegó con Shakira: Bzrp Music Sessions, Vol. 53, estrenada en enero de 2023, una canción que no solo incendió las plataformas, sino que redefinió su voz pública. Desde entonces, Shakira habla claro, canta sin filtros y no se disculpa.
Del duelo a la catarsis pop que marcó una era

Desde que cantó que “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”, Shakira vivió una metamorfosis profesional y personal. Volvió a tomar la guitarra y convirtió sus canciones en un diario sonoro, una bitácora emocional donde el duelo, la rabia y la reconstrucción conviven sin pedir permiso.
Ese impulso dio forma a Las mujeres ya no lloran, el álbum que selló su renacimiento y que hoy sostiene la gira latina más importante de 2025. El tour arrancó el 11 de febrero en Río de Janeiro y, ciudad tras ciudad, confirmó lo evidente: Shakira sigue siendo un fenómeno global.
En una entrevista íntima con Vanity Fair, la cantante reflexiona sobre el eco que su obra mantiene tras tres décadas de carrera: “Me parece increíble que, después de 30 años, mi trabajo siga teniendo un eco tan intenso entre mis seguidores”. Y añade una lectura madura sobre el sentido de su presente artístico: “por fin entiendo lo que significa… le da sentido y propósito a lo que hago”.

Lejos del melodrama, Shakira habla del aprendizaje que dejó la herida. “Como cualquier ser humano, he sufrido pérdidas, decepciones, tristeza, traiciones y situaciones realmente amargas”, reconoce. Pero hay una idea que se impone sobre el resto: la gratitud como brújula. “He aprendido a estar agradecida por lo que tengo, en lugar de desear lo que me falta… incluso cuando se sufre, incluso con una herida que nunca se cura del todo”.
El verso que no borra y la libertad de no pedir perdón
Entre todas las líneas que sacudieron la conversación pública, una se volvió símbolo. El famoso “cambiaste un Ferrari por un Twingo”, dardo que también alcanzó a Clara Chía, fue leído como provocación, ajuste de cuentas y punchline pop. Hoy, Shakira despeja cualquier duda: no se arrepiente. “No me arrepiento de haber escrito ‘Cambiaste un Ferrari por un Twingo’”, afirma, y lo remata con convicción al considerarlo “uno de los versos más logrados de mi vida”.
La franqueza no es nueva en su obra, pero sí lo es la serenidad desde la que la ejerce. Al hablar del duelo, no esquiva la crudeza: “He perdido a personas a las que amaba… todo lo que temía, lo he atravesado. Pero he sobrevivido. Y todo eso me ha hecho más fuerte”. Esa fortaleza también se refleja en su presente creativo: entre estadios llenos y nuevos proyectos (como su participación en Zootrópolis 2), Shakira avanza sin borrar el pasado ni suavizarlo.
¿Cree todavía en el amor? La respuesta, lejos del cinismo, es luminosa: “Sí, cuando veo cómo mi madre mira a mi padre… creo que el amor es totalmente posible”. En ese equilibrio entre memoria y esperanza, Shakira demuestra que la catarsis puede ser arte, que la honestidad puede ser pop y que no hay verso que deba pedir perdón cuando nace de la verdad.

