La reciente aparición de Maite Perroni en la inauguración del Congreso Distrito Creativo en El Salvador, evento organizado por el gobierno de ese país, desató una inesperada ola de comentarios en redes sociales que terminó dejando al descubierto uno de los problemas más normalizados (y más dañinos): la crueldad hacia los cuerpos ajenos.
Lo que debía ser una jornada de inspiración para jóvenes creativos y emprendedores terminó siendo, injustamente, un escaparate del odio gratuito que algunas personas aún justifican detrás de una pantalla.
Maite Perroni le da un giro al blazer con deslumbrante look
La actriz y cantante, uno de los rostros mexicanos más queridos desde su participación en RBD, sorprendió al mostrarse con un cambio de look discreto pero poderoso: traje, corbata blanca, su característico cabello negro y una sonrisa que se mantuvo intacta durante toda su participación.
Maite Perroni viajó a El Salvador junto a Christopher Uckermann para compartir aprendizajes, herramientas creativas y experiencias personales que pudieran motivar a nuevas generaciones.
Las crueles críticas a Maite Perroni por su físico
Sin embargo, cuando las imágenes comenzaron a circular, una parte del público optó por enfocarse en lo superficial. Entre los comentarios más hirientes se leían frases como:
“Por fin puedo decir que tengo el cuerpo de la Perroni”, “Qué le panzó”, “¿Qué le pasó a Maite Perroni?” o “Le dio rienda suelta a sus antojos”. Comentarios que no solo resultan despectivos, sino que también reflejan una alarmante deshumanización hacia figuras públicas, como si la maternidad, el tiempo o los cambios naturales del cuerpo fueran razones para atacar.
Pero también hubo quienes, con empatía y sentido común, salieron en su defensa. Mensajes como “natural y real” o “Muchas veces son cambios hormonales” y “Entiendan que los famosos también son humanos” se multiplicaron rápidamente. Muchas voces recalcaron lo que debería ser una regla básica de convivencia, digital o no: de los cuerpos ajenos no se habla.
Y es que Maite Perroni tiene más que celebrar que criticar. Hace dos años se convirtió en mamá junto con su esposo, el productor Andrés Tovar, tras anunciar su embarazo en enero de ese mismo año, una noticia que llegó después de la exitosa gira de reunión de RBD.
A pesar de los ataques, Maite Perroni eligió enfocarse en lo importante. En Instagram, escribió sobre su experiencia en el congreso:
“Nuestro viaje a El Salvador fue enriquecedor para nuestros corazones. Poder compartir desde el amor, experiencias y aprendizajes que nos hacen crecer y transformarnos siempre nutre el alma”. Su mensaje habló de gratitud, crecimiento y creatividad, demostrando una vez más que su esencia está lejos del ruido y la superficialidad.
En mayo, la actriz compartió con sus seguidores la llegada de su hija Lía con un mensaje lleno de ternura: “Bienvenidas las desveladas, los pañales… junto a nuestro amor incondicional. Eres nuestra más grande bendición. Te amamos, Lía”.
Lo sucedido con Perroni es un recordatorio incómodo, pero necesario: la apariencia nunca debe ser motivo de burla o juicio. La actriz mostró profesionalismo, calidad humana y autenticidad, mientras que ciertos sectores de internet mostraron exactamente lo contrario. Y, al final, queda claro quién sale realmente mal parado.