La polémica generada por los ataques públicos y humillaciones del empresario tailandés Nawat Itsaragrisil, dueño de Miss Grand International, contra Miss México 2025, Fátima Bosch, se ha transformado en una oleada de apoyo incondicional hacia la representante nacional.
Lejos de verse afectada por los comentarios despectivos sobre su físico y desempeño, Bosch ha sido recibida con una efusividad y cariño que ha inundado las redes sociales y se ha hecho palpable en cada una de sus apariciones públicas.
El punto cumbre de esta manifestación de solidaridad ocurrió recientemente, cuando Fátima Bosch hizo acto de presencia en un evento relacionado con el certamen. La concursante fue recibida con una atronadora ovación y con gritos de “¡México, México!” y “¡Fátima, Fátima!” que resonaron en el recinto, transformando un momento potencialmente incómodo en una poderosa muestra de respaldo popular.
Los videos de este emotivo recibimiento se viralizaron de inmediato, mostrando a una Fátima Bosch visiblemente conmovida y agradecida. Las imágenes demuestran que el público no solo condena la actitud malintencionada de Nawat Itsaragrisil, sino que también ha cerrado filas en torno a su reina de belleza.
Este apoyo no se limitó al territorio mexicano. Fanáticos de certámenes de belleza de toda Latinoamérica y otras partes del mundo han utilizado plataformas como Instagram y TikTok para enviarle mensajes de aliento. La actitud de respeto y firmeza que mantuvo Bosch al responder a las ofensas se ha ganado la admiración general de la comunidad.
El conflicto inició cuando Nawat Itsaragrisil, conocido por su histórica rivalidad con la organización Miss Universo, arremetió con insultos contra la candidata mexicana, criticando abiertamente su apariencia.
Sin embargo, este intento de desprestigio ha tenido un efecto bumerán, fortaleciendo la imagen de Fátima Bosch ante el público y proyectándola como una de las concursantes favoritas y más seguidas de la edición 2025 de Miss Universo.
Para Méxic
o, el incidente no solo es una cuestión de belleza, sino de orgullo nacional. La respuesta del público al darle un apoyo masivo y rotundo es un mensaje claro de rechazo a la toxicidad y la crueldad en el ámbito de los concursos.
Fátima Bosch avanza en la competencia con la moral en alto y el respaldo inquebrantable de todo un país, demostrando que la sororidad y la elegancia siempre prevalecen sobre el odio.

