Kate del Castillo se ha consolidado como una de las figuras más influyentes de la pantalla, con una trayectoria que combina éxito, autenticidad y una inquebrantable franqueza. Su carrera está marcada por proyectos icónicos como La Reina del Sur, Ingobernable y Bad Boys for Life, donde ha demostrado que puede transitar del drama político a la acción y el suspenso con la misma fuerza interpretativa. Ahora, con su nueva película Instintos, disponible en ViX Premium, la actriz vuelve a ser el centro de la conversación, no solo por la intensidad de su personaje, sino por un tema personal que la ha acompañado durante más de tres décadas: su decisión de no ser madre.
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Una actriz que no necesita encajar en moldes
A lo largo de su vida pública, Kate ha sido cuestionada repetidamente por no haber buscado la maternidad. Sin embargo, lejos de esquivar el tema, la intérprete mexicana ha respondido con elegancia y contundencia.
“Yo decidí no tener hijos hace 30 años. Cada vez me congratulo más de esa decisión y, cuando hago personajes de mamás o embarazadas, todavía más”, compartió en una entrevista con <i>El gordo y la flaca</i>.
La paradoja es evidente: en Instintos, Kate da vida a Maggie, una mujer embarazada que enfrenta una pesadilla aterradora. Un personaje que, en palabras de la actriz, le permitió reafirmar su elección personal. “Eso no quiere decir que no pueda yo hacer personajes como de madre, personajes embarazada. Para eso soy actriz y para eso hago mi investigación. De todas maneras no dejo de ser mujer y tengo un instinto materno muy fuerte, simplemente no quise tener hijos”.
Con esa naturalidad, Kate rompe el mito de que la maternidad es un requisito indispensable para entender o representar ciertos roles femeninos.
La presión social que nunca se apaga
Aunque ha hablado del tema incontables veces, la actriz reconoce con humor que la insistencia continúa. “No me molesta en lo más mínimo que me sigan preguntando sobre eso. Creo que voy a tener 60 años y me seguirán preguntando lo mismo. Se me hace hasta simpático que todavía crean que estoy a tiempo de cambiar de opinión”, comentó entre risas.
Esa ironía refleja la resistencia que aún enfrentan las mujeres que deciden no ser madres. La sociedad, en muchos casos, se aferra a imponer el modelo de familia tradicional, como si toda mujer tuviera la obligación de encaminarse hacia la maternidad. Kate ha sido clara:
Tuve muchas oportunidades para tener hijos y nunca quise. Eso no me hace menos mujer ni me limita como actriz. Al contrario, me da más libertad para elegir mis proyectos y mis personajes.
— Kate del Castillo
Instinto, libertad y resiliencia
El título de la película no es casualidad. Para Kate, Instintos fue también una oportunidad de reflexionar sobre la importancia de escucharse a sí misma. “Mi instinto me ha salvado en muchas ocasiones, pero también me ha sepultado. De más joven no lo seguía, porque no tienes la seguridad en ti misma. Y yo creo que con la experiencia te das cuenta de que el instinto nunca falla”.
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Con honestidad y humor, añadió: “Por eso me casé dos veces. Son experiencias, tampoco me arrepiento de nada, pero ahora sí sigo mi instinto perfectamente y me doy cuenta de que nunca me equivoco. El instinto no se equivoca”.
Una decisión que trasciende lo personal
La postura de Kate del Castillo va más allá de lo individual: se convierte en un mensaje de empoderamiento para todas aquellas mujeres que sienten presión social por convertirse en madres. Su negativa constante a ceder ante cuestionamientos, incluso cuando interpreta roles maternales en pantalla, recuerda que la maternidad no es el único camino válido para una mujer.
La lección es clara: la maternidad puede ser una elección hermosa, pero nunca una obligación. La verdadera fuerza está en la libertad de decidir, y Kate del Castillo lo ha hecho con la misma determinación con la que construye cada uno de sus personajes.