Cuando Jeff Bezos, el fundador de Amazon y uno de los hombres más ricos del planeta, se casó con la periodista y filántropa Lauren Sánchez en Venecia, Italia, el mundo del entretenimiento y los negocios se paralizó. La fastuosa ceremonia celebrada en el histórico Teatro Verde reunió a más de 250 invitados de alto perfil, entre ellos Oprah Winfrey, Leonardo DiCaprio, Orlando Bloom, Kim Kardashian y Tom Brady. Lauren deslumbró con un vestido de encaje de Dolce & Gabbana hecho a mano, un collar de diamantes valuado en varios millones y tres días de celebraciones que no escatimaron en lujo, moda ni secretos bien guardados.
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Uno de los asistentes más fotografiados fue el empresario francés François-Henri Pinault, CEO del grupo Kering (Gucci, Balenciaga, Saint Laurent), pero algo llamó aún más la atención que su presencia… la ausencia de su esposa: la actriz y productora mexicana Salma Hayek.
¿Salma Hayek dejó plantado a su esposo?
Las redes no tardaron en encenderse con especulaciones. ¿Crisis matrimonial? ¿Problemas de agenda? ¿Desaire a la pareja Bezos-Sánchez? Nada de eso. La razón detrás de la “plantada” fue una decisión tan simple como poderosa: Salma prefirió vivir un fin de semana madre e hija en el legendario festival de Glastonbury, en Inglaterra, junto a Valentina, su hija adolescente. Y lejos de ser criticada, la decisión le ganó una ola de aplausos.

Mientras François navegaba los canales venecianos rumbo a una boda de ensueño, Salma se dejaba ver entre el lodo y la música, disfrutando presentaciones de Alanis Morissette y Olivia Rodrigo, y compartiendo momentos con amigas como Chelsea Handler y Stella McCartney. Las fotos que circularon del evento mostraban a Salma relajada, radiante y profundamente conectada con su hija. Para muchos, esa imagen de autenticidad y amor materno pesó mucho más que cualquier alfombra roja.
La cantante Rita Ora también compartió fotos en las que aparecía Salma Hayek disfrutando de la tarde en Glastonbury.

“Deberías dejarlo ya”, dicen algunos... pero ¿hay razones reales?
A pesar de que se confirmó que no hubo drama en la pareja y que Salma simplemente eligió priorizar un plan familiar, los comentarios en redes sociales fueron contundentes: “Ella está mejor sin él”, “Nunca se le ve tan feliz a su lado”, “Esa es una mujer poderosa, libre, que no necesita al marido para brillar”. Algunos incluso llegaron a sugerirle que “ya lo deje”.
La realidad, sin embargo, es otra. Salma y François llevan más de 15 años juntos. Se conocieron en 2006 y se casaron en 2009, con una boda en París y una posterior renovación de votos en Bora Bora. Son padres de Valentina y mantienen una relación en la que ella ha hablado abiertamente de los prejuicios que enfrentó: “Cuando me casé con él, muchos dijeron que era por interés. Yo solo dije: ‘Piensa lo que quieras, bitch’”, recordó en una entrevista con Dax Shepard en 2021.
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Pese a las especulaciones, no hay señales de fractura entre ellos. Al contrario, Salma había asistido recientemente a la graduación del hijo de François con la modelo Linda Evangelista, y mantiene un perfil bajo pero activo en la vida familiar.

Más empoderada que nunca
Lo que sí es claro es que Salma Hayek sigue demostrando que una mujer puede tenerlo todo: éxito, familia, independencia y criterio propio. Y que, incluso en una relación con uno de los hombres más poderosos de la industria del lujo, ella marca su propio camino.
Así que mientras los flashes apuntaban a la ostentación de la boda Bezos-Sánchez, Salma robó cámara con un gesto tan sencillo como revelador: elegir a su hija sobre una gala, la música sobre los diamantes, y el presente sobre las apariencias.