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Gabriela Mandato da a luz con coronavirus y denuncia violencia obstétrica

La exvedette se convirtió en mamá el 26 de octubre y habló de las condiciones en las que tuvo a su hijo

Gabriela Mandato Instagram

Gabriela Mandato, tuvo a su hijo, Ignacio Valentino Tiscornia, el 26 de octubre.

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La ex vedette, dio a luz habiendo dado positivo en la prueba del Covid-19 y a la semana, fue cuando pudo quitarse el tapabocas y darle un beso a su bebé.

Mandato, contó a Teleshow como fue tener a su hijo en esas condiciones y fue muy crítica con los sanitarios, asegurando haber recibido violencia obstétrica.

«Mi hijo lloraba, se notaba que tenía hambre, hacía diez o quince horas que había nacido y no comía y ningún neonatólogo lo había venido a ver», recordó sobre las primeras horas junto con su bebé.

La bailarina, se quejó de las condiciones en las qie dio a luz a su primer hijo.

Luego de la cesárea madre de hijo permanecieron aislados en una habitación de la clínica CEMIC y contó que  Ignacio, tras haber estado tantas horas sin tomar leche, ya que el recién nacido no se prendía al pecho, el pequeño bajó notablemente de peso.

«A mí no me salía ni leche ni calostro. Recién a la noche vino un médico a verlo porque yo salí con los puntos a los gritos para pedir que lo atendieran. Nadie me decía nada, bajaba de peso, los médicos no venían porque tenían miedo de contagiarse, mandaban a las enfermeras a que lo pesaran y a que lo orientaran, me volvían loca con el tema de la teta, pero le tendrían que haber dado suplemento», expuso

La exvedette relató que a la noche cuando lo vio una médica por primera vez le dijeron que tomara leche de fórmula:

«¿Por qué no me lo dijeron antes así no bajaba tanto de eso (bajó un 12 por ciento)?», planteó.

Además de asegurar que desde que nació hasta la noche ningún médico fue a ver a Ignacio a pesar de que ella lo pidió, dijo que aunque el pequeño nació a las 11.12, en la partida de nacimiento cambiaron el horario por el de las 17.00.

Tres días más tarde ambos recibieron el alta clínica, aunque ella continuaba con coronavirus (ayer fue el alta definitiva) y el bebé volvió a bajar de peso por lo que tuvo que hacerse controles todos los días:

«Le costó arrancar a aumentar porque venía bajo porque no lo atendieron. Un día bajo 40 gramos, yo estaba con el corazón en la boca», afirmó.

Por ser paciente con coronavirus ella tuvo que estar aislada.

Su marido, por ser conviviente, por lo tanto posible portador, no pudo ingresar a la clínica y se tuvo que aislar en su hogar.

Esto significa que no pudo ver nacer a su hijo ni conocerlo hasta que su mujer y el bebé fueron dados de alta.

Sin embargo, sí dejaron que la hermana de Mandato presenciara la cesárea y que su cuñada ingresara una noche a cuidarla.

Ahora, en su casa, sin coronavirus y juntosu bebé admite que le quedó un gusto amargo por lo vivido».

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