Diana de Gales, la recordada Princesa del Pueblo, tendría 59 años este 2020. Pero, lamentablemente, falleció el 31 de agosto de 1997 en París, Francia, en un fatal accidente automovilístico, en el interior del Túnel de l’Alma.
Para nadie es un secreto que la mamá de William y Harry de Inglaterra vivió un verdadero “infierno” cuando estuvo casada con Carlos de Inglaterra, próximo heredero a la Corona británica.
Uno de los episodios más oscuros de Diana de Gales fue cuando padeció de “bulimia” durante su adolescencia, pero el trastorno apareció con más fuerza luego de su divorcio del príncipe Carlos en 1992.
En ese tiempo, Diana llegó a pesar menos de 45 kilos, algo bastante peligroso para una mujer que en sus mejores tiempos llegó a registrar hasta 65 kilos de peso corporal.
La dieta milagrosa
Recientemente, el chef que trabajó 15 años para la corona y estuvo 11 al servicio de la princesa, Darren McGrady, reveló cómo Diana pudo superar el trastorno psicológico que casi le cuesta la vida.
Según McGrady gracias a un tratamiento psicológico y la ayuda de sus dos hijos “decidió cuidarse más. Ella se impuso una dieta equilibrada y cumplir hábitos sanos de alimentación. Su lucha fue difícil, pero gracias a su tenacidad y voluntad pudo salir adelante”.
El chef recordó en una entrevista que Diana se ejercitaba todos los días, evitaba los carbohidratos (como la pasta) y las carnes rojas.
“Diana de la Gales desayunaba un huevo Suzette, que es una papa horneada con espinacas y un huevo poché encima con salsa holandesa”, contó McGrady y agregó que la princesa era amante de las verduras y legumbres, así como de las frutas: “Las consumía a todo momento, en especial, las peras”.
“La princesa Diana nunca comió carne de res y cerdo, excepto cuando tenía invitados que solía comer cordero. Prefería el pollo, el pescado y las recetas vegetarianas”, indicó McGrady.
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