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Entrevista a Graciela Borges, la actriz a la que el escritor le regaló su nombre por “intensa”

La icónica actriz habla sobre su carrera, cómo ha sabido dosificar su éxito, su filosofía y los papeles de su vida.

Es muy común, que al entrevistar a ciertos personajes públicos que llaman la atención por su candidez, se haga posteriormente referencia a su «humildad» y «modestia.

En el caso de Graciela Borges, si no se mencionara, se estaría pecando de falta de profesionalismo.

Musa inspiradora de Raúl de la Torre, Mario Sofichi, Luis Ortega, Marcos Carnevale y el director español Vicente Aranda,

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Graciela, fue en los años 70 la Marilyn, la Brigitte Bardot, la Sophia Loren de Argentina y asimismo una actriz multipremiada.

Pudo y puede seguir siendo una diva pero se demuestra como una persona estable que a pesar de su reconocimiento expresa que parte de su filosofía vital se basa en el agradecimiento y en la estabilidad.

 

INICIOS EN LA ACTUACIÓN

Graciela, nació en Buenos Aires y a los 14 años realizó su primera película, bajo uno de los más importantes directores del cine argentino, Hugo del Carril, quien Una cita con la vida.la escogió para interpretar a una colegiala en una película llamada Una cita con la vida.

Su mamá «como siempre» la apoyó, pero su padre junto a sus hermanos, estaba reacio a que su hija actuase bajo su apellido por lo que no la prescribió y no se le permitió usar Graciela Zabala, su verdadero apellido.

No obstante, todo cambió un día que se encontró con Borges.

«Estaba en casa de unos amigos, Los Delfino, donde Borges solía ir los domingos a almorzar y me vio tan intensa como soy muy angustiada y a él simplemente le hizo gracia, me dijo ‘le presto mi nombre’, de usted, porque en general Borges decía de usted y Borges decía mi nombre es Borges’.», recuerda.

Ahí fue cuando Graciela tuvo permiso para actuar, si bien mantuvo una relación con su padre «con idas y venidas», afirma que tuvieron «una linda despedida».

«Estoy totalmente convencida, que desde donde esté, el sabe que le dediqué muchas películas y siempre me preguntaba si él las veía y lo supe después por mis hermanos chicos que él las vio, así que me dio una gran felicidad», expresa.

A Graciela, le tocó vivir a partir de 1976 la dictadura de Jorge Rafael Videla, que define cómo «una triste historia macabra y terrible para todos».

La actriz, rememora que muchos amigos suyos tuvieron que exiliarse y que pese a no abocarse a la política, admite que «esta está presente en cada acto de nuestra vida».

«La realidad es esta, la patria sin libertad también era un exilio», enuncia.

 

TRAYECTORIA

La actriz, menciona que al empezar desde tan joven su carrera fue desarrollándose de manera fructífera aunque no estuvo exenta de problemas de salud, como le ocurrió en Zafra, donde padeció tuberculosis.

«Estábamos en un sitio muy lejano, comía muy poquito, tenia problemas en el pulmón, nos levantábamos muy temprano, trabajábamos duramente la gente cree q es fácil filmar y es una de las cosas mas difíciles del mundo, si se hace bien o se termina mal como digo yo».

Esa misma película, la recompensó porque fue la elegida para ser exhibida en el Festival Internacional de Cine de Cannes.

Por entonces, Graciela contaba con 16 años, pero ella manifiesta que su formación actoral comenzó a partir de los 70 porque antes era demasiado joven, «y no se tiene dimensión de la palabra».

Sobre el cine que hace, admite que para ella sus películas más importantes son «las terminadas a mano que a veces ve muy poca gente».

 

DIGERIR EL ÉXITO Y LOS PAPELES DE SU VIDA

A veces el éxito, es como un trozo de carne mal masticado, que hace que sea difícil de digerir y provoque una bola en el estómago. La actriz, explica como trató de mantener la cabeza sobre los hombros y los papeles que más la enriquecieron.

«A mí los personajes que me gustan son los que tengo que bucear mucho, lo que no conozco es lo más atractivo. Un personaje predecible no tiene tanta importancia, películas como El dependiente, calificada como una de las 20 mejores películas de todos los tiempos, como la de La Ciénaga, de Lucrecia Martel, que tiene un gran cartel en Broadway que la menciona como una de las mejores directoras del mundo, hubo mucho premio, mucho reconocimiento pero no intento olvidar, lo tomo, lo agradezco y sigo caminando porque el futuro es incierto, y uno se congela mucho pensando con mucho ego, hay que tener mucho cuidado con el ego porque es fatídico, el ego es una de las cosas que menos bien nos hacen en esta vida», asevera.

Asimismo, cuenta que ha interpretado a personajes que ha «adorado y otros que «le han costado muchísimo» como el caso de Esmeralda, en la película La quietud, de Pablo Trapero, por el que acaba de recibir un nuevo premio en Serbia.

«Era un personaje tan increíble, tan oscuro, que me costó aceptarla y quererla un poco. Si uno no tiene posibilidad de tener alguna piedad y visión de beneficio sobre ese personaje uno no lo va a hacer bien. Hay que hacer aquello de la aceptación que es el primer precepto espiritual porque si no aceptamos lo malo tampoco lo podemos cambiar», reflexiona.

Fotografiada por fotógrafos del calibre de Mario Testino en 2006, la revista Vogue de Francia la nombró como «La gran actriz del cine argentino» y también le realizó otra sesión fotográfica.

«Yo lo tomé como todo en la vida, con tranquilidad. Lo que importa es lo que uno siente en el corazón que hizo bien y quién es. Si uno tiene la seguridad de que equivocado o no y es eso que es y que somos todos exactamente iguales con ciertos privilegios[…] Sabemos que todos somos exactamente iguales, no solo los actores sino el mundo, somos todos exactamente iguales en circunstancias diferentes. Cuando uno aprende a sentir eso, la vida se hace muy sencilla», declara.

 

LA BALANZA

«Sería muy difícil para mí describir la vida. Cuando me preguntan que diferencia hay entre Graciela Borges actriz y Graciela Borges de la vida digo que son iguales, van caminando juntas, creo que todos tenemos un ser básico muy pequeño, que es el de la alegría, que es el que nos hace crear cuando ese está muy vigente a través de los años de la vida uno puede crear y ser feliz y es muy inocente y es muy amoral y es genial», medita la actriz.

Continúa recalcando la importancia de tener curiosidad.

Sobre la cuarentena, expone que «pegó a todos muy duramente».

La actriz, actualmente se encuentra en Pilar con su familia, dos amigas y cinco perros.

«Por lo menos tengo jardín y árboles que agradezco a la vida y pienso todo el tiempo en lo mal que la está pasando la gente que está sin nada, que tiene que salir una o dos veces al día, que tiene q uesalir porque tiene ese poco dinero para hacerlo», dice.

Graciela, confiesa que se encontraba «muy cansada» y por tanto está aprovechando el aislamiento preventivo obligatorio para «la meditación, el descanso y la lectura».

Evoca y apoya a una escritora de cuyo nombre no se acuerda que declaró que la cuarentena es para cada uno lo que necesita.

«Es para darnos cuenta de lo mucho que hicimos mal y creo que es una definición y para mí ha sido una bendición en el descanso y no olvidarme del otro», señala.

La artista, puntualiza que el agradecimiento ayuda a continuar la batalla y revela que hará unas charlas en Films and Arts, «contando todo lo que pasa» y opina que «van a ser lindas».

«Todo lo que he pasado, los personajes que he conocido, celebrities y no celebrities, todos los buenos y los malos han sido para mí una maestría», sostiene.

La vida de esta estrella de Argentina ha sido, según ella «como la vida de todos».

Hasta aquí, es el camino que emprendió Graciela, con una vida, según ella «como la de todos», donde ha sido «más libre en unas etapas que en otras», ha sufrido en otros momentos y le han roto el corazón de vez en cuando, pero es esto lo que resume el principal hilo que ha defendido la artista: no hay dioses, ni monstruos, ni mortales. Todos fuimos engendrados igual. 

 

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