Bien conocida es la pasión que siente la reina Isabel II por sus perros, en especial aquellos que tuvo de raza corgi, quienes tienen una vida digna de la realeza.
Cuando tenía apenas 18 años recibió de regalo un ejemplar que significó el enamoramiento de la monarca por su adorable Susan, que luego le dio paso a una larga dinastía de esa raza de perros que desfilaron por los pasillos del palacio de Buckingham.
Conforme con la revista Glamour, ha sido propietaria de al menos 30 perros corgi que descienden de ese primer amor y que ha cultivado llenándolos de mimos y lujos, como si se tratara de otro hijo más.
Reina Isabel II, una apasionada por la vida animal
Entre los privilegios con los que cuentan sus mascotas está el disponer de sus propios chefs quienes les preparan comida fresca y minuciosamente realizada, ya que siguen una dieta basada en carne cortada en pequeños trozos para no atragantarse.
Así lo reveló Darren McGrady, que trabajó en la cocina del palacio durante quince años como cocinero, y quien al iniciar sus oficios pensó que estaría únicamente al servicio de la reina, pero claro está, también iban sus pupilos dentro de los pedidos.
De igual manera, los descendientes de Susan tienen una habitación exclusiva donde se encuentran cestas de mimbre para descansar bajo la mirada de dos cuidadores, con la responsabilidad de vigilar por el bienestar de los perros.
Sin embargo, en 2015, la reina tomó una dura decisión en la que priorizaba su salud. Avisó que no continuaría con la crianza de la raza ya que según el comunicado oficial las crías podrían hacer que tropezara y cayera al suelo, perdiendo de a poco los últimos ejemplares que le quedaban.
Actualmente la acompañan dos perros: Candy y Vulcan, ambos de la raza ‘dorgi’, un cruce de dachshtund y corgi, dijo la misma fuente.