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Hedy Lamarr, la actriz que resucita tras 20 años de su muerte

Hedy Lamarr, además de ser una de las actrices más bellas del Hollywood clásico, fue una inventora, que desarrolló las comunicaciones inalámbricas.

Hedy Lamarr Instagram

En 2017, la directora Alexandra Dean, rodaba un Bombshell: La Historia de Hedy Lamarr, documental sobre la actriz Hedy Lamarr(1914-2000), cuyo nombre real es Hedwig Eva Maria Kiesler.

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El proyecto, era la biografía sobre una actriz que pasó relativamente desapercibida hasta que el biopic llegó a la plataforma de Netflix de Estados Unidos a finales de abril.

Con un gran éxito de crítica y público, los telespectadores contemplaban atónitos como una actriz que apenas se escuchaba su nombre en los circulillos de cotorreras de Hollywood, era una de las pioneras en desarrollar las comunicaciones inalámbricas y por ende, el wifi.

Antes de Bombshell:La Historia de Hedy Lamarr, -también disponible en la plataforma europea Filmin-se publicó una autobiografía de Lamarr, llamada «Éxtasis y yo», que firmó con la metro Goldyn Mayer en 1966, bajo un contrato de 200 mil dólares.

«Cualquier mujer puede ser glamurosa. Solo tiene que quedarse quieta y parecer estúpida», es una de las frases que pronunció la actriz en los últimos capítulos.

Sus memorias no se editaron hasta 2017 y pasaron por una breve crítica en El País, pero fueron tímidas en ventas, hasta ahora, en 2020, después del estreno del documental.

Asimismo, Marie Benedict publicó en 2019 La otra mujer otra biografía de Hedy, escrita en primera persona, basada en declaraciones y una extensa investigación.

Junto con Bombshell: La Historia de Hedy Lamarr, fueron los impulsores para que el nombre de Hedy vuelva a resonar.

Ahora, Hedy Lamarr es trending topic, y si estuviese viva, quién sabe lo que podría ser Twitter, Facebook o Instagram gracias a su mente expansiva, siempre creando.

Lamarr nació en 1914 en Viena. Era la única hija de una familia de judíos burgueses.

Su madre era una pianista húngara y su padre un banquero ucraniano.

Desde pequeña, la actriz destacó por su inteligencia.

Empezó sus estudios de ingeniería cuando solo tenía 16 años, pero los abandonó, atraída por la interpretación.

Sus primeros pasos los dio en el teatro berlinés.

Su primera película fue la producción checa Éxtasis, en 1933.

Allí, Lamarr aparecía desnuda corriendo por los campos checos.

Esto la convirtió en la primera mujer que mostraba su cuerpo íntegramente en una película.

Y no solo eso, sino que también, en otra recordada escena del filme mudo, en un encuentro con un homre, protagonizaba el primer orgasmo femenino del cine, y para más aliñados, en una infidelidad.

Lamarr, rozaba el límite de la expresión cinematográfica ya que en 1934 se aplicó el código Haynes, por una asociación de productores republicanos estadounidenses, que vigilaban con lupa cualquier secuencia que pudiese resultar pecaminosa.

La actriz llamó la atención de Friedrich Alexander Maria Fritz Mandl, un magnate de la industria de armas simpatizante con el nazismo.

Fritz Mandl, «el señor Mandl», como se refiere Hedy a él, arregló con sus padres un casamiento con Lamarr, en contra de su voluntad.

Fue cuando empezó el infierno para la artista.

Su marido, muy celoso, controlaba cada uno de sus movimientos y la obligaba a acompañarla a sus eventos, donde le asosoraba como arreglarse, para lucirla, a modo de trofeo.

En esas cenas, Lamarr llegó a estar frente a Mussolini, callada, sonriendo, como una mujer programada.

«A menos que Fritz estuviera a mi lado o que mis deberes como anfitriona lo exigieran, solo hablaba con otras mujeres y respondía a cualquier banalidad que comentaban las otras esposas», escribe Benedict sobre Lamarr en la biografía.

Allí, asegura, que la prioridad de la ingeniera era estar atenta de las conversaciones, «como un antena buscando percibir sonidos que nadie más escuchaba».

Posteriormente, terminó por  recluirla en su hogar, para que no viese a ningún hombre.

Mandl, obsesionado con la idea de que estaba casada con «la mujer más bella del mundo», según estudios hollywodienses, la violaba y terminó por obligarle a que se vistiese de la manera menos llamativa, al contrario que sus inicios, cuando ella era el premio del nazi.

Pero el maltrato de su esposo y su soledad, fueron artífices de que Lamarr continuase con sus estudios de ingeniería.

Sirviéndose de su inteligencia, obtuvo de los clientes de su esposo los detalles de la tecnología armamentística, que cedió a las autoridades de EEUU para espiar a los nazis.

La vida de Hedy Lamarr antes de su incursionó a Hollywood fue la de una mujer maltratada y encerrada por su marido, un simpatizante nazi que la encerró, para que los hombres no reparasen en ellas.

Durante su enclaustramiento, patentó la técnica de conmutación de frecuencias, lo que sirvió para crear lo que es hoy Internet.

En 1937 logró escapar con la ayuda de su asistenta personal, Laura, con quien se insinúa que tuvo un romance.

La versión de Lamarr en su autobiografía es que le dio somnífero a su asistenta y pudo salir de su casa disfrazada de ella (a la que había contratado por su parecido físico).

La actriz migró a París y después a Londres, donde conoció a Louis B. Mayer, el empresario de la Metro Goldwyn Mayer.

Él fue quien le dio el nombre de Hedy Lamarr y el que la impulsó en su verdadera carrera cinematográfica

Lamarr viajó a Hollywood y allí, logró hacerse un nombre gracias a la película Argel, dirigida por John Cromwell.

Según Bombshell:La Historia de Hedy Lamarr, este filme le dio la publicidad de estrella hollywodiense y ocasionó el acecho de varios hombres de cargos públicos.

A raíz de este descubrimiento la intérprete actuó en películas de grandes directores como Noche en el alma de Jacques Torneaur en 1944 y Sansón y Dalila, del director de superproducciones Cecile Demille.

En el documental,  su voz en off en declaraciones radiales confiesa que figuras como John Kennedy.

«Antes de que John Kennedy fuese presidente me invitó a salir. Me preguntó, ‘¿Qué puedo regalarte?’ y yo le contesté que naranjas porque estaba falta de vitamina C», declara riendo.

No obstante, la actriz no obtuvo el reconocimiento de otras actrices de la época como Joan Crawford o Bette Midler.

Probablemente, el temperamento y la mente científica de Lamarr, se encontraba muy lejos de las fiestas y actos a los que debería acudir con frecuencia para consolidarse.

Después de Mandl, tuvo otros cinco matrimonios que le dieron tres hijos.

Murió el 19 de enero de 2000 por insuficiencia cardíaca.

Fue el fin de una leyenda, una leyenda ingrata, tardía, de la mujer que declaró en «Extasis y yo» que no le temía a la muerta porque no temía a nada que no comprendiese.

«Cuando pienso en eso, ordeno un mensaje y se acaba el problema», fue una de las frases que resaltaron la inteligencia de la actriz y también una de las mujeres más hermosas y fascinantes de la Historia del Cine.

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