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Paulina Urrutia sobre los cuidados de su esposo en cuarentena: “Es una dependencia absoluta”

La actriz Paulina Urrutia contó cómo ha vivido los días de encierro junto a Augusto Góngora, quien fue diagnosticado con Alzheimer en 2014

En medio de la cuarentena, la actriz Paulina Urrutia contó cómo está viviendo la cuarentena junto a su esposo, el periodista Augusto Góngora. El comunicador fue diagnosticado con Alzheimer en el año 2014, por lo que ha sufrido las consecuencias de la enfermedad durante los últimos seis años.

El encierro producto del coronavirus los llevó a permanecer juntos en su hogar en La Reina, en donde ya cumplieron seis semanas de aislamiento. «Yo no tengo delegados en ninguna de las tareas que significan acompañar al Augusto. Hay que trabajar el ingenio, la paciencia, el amor, la aceptación y el cariño», comentó la actriz a LUN.

«La situación es muy compleja porque la exigencia se ha triplicado. En este caso la persona depende exclusivamente de ti, para todo. Para levantarse, para comer, para beber agua, para todo. Obviamente estoy más estresada y más demandada que antes. Pero yo siempre veo el lado positivo. La vida es así. No sirvo para sufrir», agregó.

Paulina Urrutia contó que realizan una serie de actividades para mantenerse ocupados. Entre ellas, figuran las videollamadas con sus amigos y familiares, bailes y paseos por el condominio. «A él no se le puede quitar un ojo de encima. Esto es así. O sea, yo creo que el gran tema de todo esto es la dependencia de Augusto hacia mí. Y en estos casos de cuarentena esto se agudiza, porque es una dependencia absoluta», señaló.

Sobre cómo lo ha pasado, señaló «no voy a mentir. Este fin de semana estaba sobrepasada. Se me juntó mucho trabajo (…) Y bueno, esta pega hay que hacerla al mismo tiempo que la otra. La casa se llena de tierra, hay que hacer el aseo. En un momento verdaderamente uno quiere morirse no más, de puro sobrepasada».

Sin embargo, reconoció que «también aparece el lado maravilloso». «Por ejemplo el otro día yo hice un arroz asqueroso, pésimo. Pero nos comimos el arroz hasta el final. Y cada vez que yo le daba una cucharada de arroz con vienesas a Augusto, él decía ‘mmmm, qué ricoooooo’. Entonces te das cuenta de tantas cosas, que la vida es así, llena de dificultades, pero también de lo otro, de lo bonito», añadió.

«Yo, la verdad, me siento feliz al lado de este hombre. Y las cosas que se ven horribles, que son terribles, al final son bellas a su lado», cerró.

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