Aunque Kate Middleton sea la próxima reina consorte de Inglaterra hay un punto rojo en su historial: su origen plebeyo. La esposa del príncipe William debió enfrentar, desde el principio de su relación, desplantes y humillaciones por no tener un título real a sus espaldas.
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Ser la hija de dos comerciantes, la ex azafata Carole Elizabeth Goldsmith y el despachante aéreo Michael Francis Middleton, la deja en un lugar poco privilegiado en el orden de procedencia real. Para la conservadora sociedad británica es inconcebible que el próximo rey tenga como esposa a la hija de vendedores de artículos de fiesta.
Esposa real
Sin embargo, fue la fortuna que trajo la compañía Party Pieces a sus padres que le permitió estudiar en la Universidad de Saint Andrews. Allí conoció al hijo menor de la princesa Diana en 2002. La relación siguió tras la graduación de ambos, en 2005, cuando William recibió el título de licenciado en Geografía y Kate en Historia del Arte.
Solo ser la esposa de William le dio un nuevo estatus a Kate Middleton dentro de las complejas relaciones de la realeza británica. Un cambio en la Royal Houshold’s of Procedence obliga a duquesa de Cambridge a hacer reverencia frente a las princesas Beatriz y Eugenia, las hijas del príncipe Andrés de York y Sarah Ferguson.
Sin embargo, si está en compañía de su esposo no deberá inclinarse antes las jóvenes princesas.
Sangre real
Según medios ingleses, la reina Isabel II aprobó esta norma debido a que Kate Middleton no tiene sangre real en sus venas. Ninguno de sus antepasados pertenece a la aristocracia británica, a diferencia de la madre de su esposo, Lady Di.
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Además de la monarca inglesa, Kate debe hacer reverencia frente a Camila Parker, la princesa Ana y la princesa Alexandra. Este mismo protocolo obliga al príncipe Harry y Meghan Markle inclinarse frente a su cuñada.