La duquesa de Cambridge, Kate Middleton, es muestra clara que se puede ser impecable incluso en un día de polos. Así lo demostró el miércoles 10 de julio al formar parte de un día de polos benéfico en el que participaron su esposo, el príncipe William y su cuñado, el príncipe Harry.
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El duque de Cambridge y el duque de Sussex participaron en el King Power Royal Charity Polo Day para el Trofeo de Polo en Memoria de Khun Vichai Srivaddhanaprabha, informó el palacio real.
El palacio de Kensington informó que el evento ayudó a recaudar fondos para organizaciones benéficas apoyadas por sus altezas reales. El evento recaudó £ 1 millón para quince organizaciones benéficas.
La duquesa de Cambridge realizó una exhibición impecable. Kate, de 37 años, lució un vestido midi rosa Madison de LK Bennett de 325 libras esterlinas (unos 407 dólares), de mangas cortas y flotantes y un delicado diseño.
La royal combinó el vestido con un par de cuñas de alpargata Castaner de 100 libras esterlinas (125 dólares), que le permitieron correr tras el pequeño Louis.
Vigilando a Louis, uno, Kate también se unió a los niños George, 5, y Charlotte, 4, mientras observaban a los príncipes William, 37, y Harry, 34, participar en el partido de caridad en el Billingbear Polo Club, Wokingham.
Recientemente ha agregado un montón de nuevas etiquetas a su vestuario, como Sandro, Ridley London y Elie Saab, pero hoy ha regresado a su confiable LK Bennett.
Este midi impreso es una versión rosa del vestido ‘Madison’, que Kate también usó en color lila en 2016. Esta vez añadió cuñas Castaner, pendientes Catherine Zoraida, bolso Mulberry ‘Darley’ en cocodrilo rojo de 455 libras esterlinas (unos 570 dólares).
El príncipe William y Catalina se comprometieron en octubre de 2010, en Kenia. El 16 de noviembre de 2010 Clarence House anunció el compromiso de la pareja.
La boda se celebró el 29 de abril de 2011 en la Abadía de Westminster y fue día de fiesta nacional en el Reino Unido. Desde el día de la boda ambos residen en la casa oficial de los Duques de Cambridge en Londres, el palacio de Kensington.
En contraste con la elegancia de la duquesa de Cambridge, Meghan deslució con un vestido verde oliva con el que se veía fresca y relajada.