En las últimas semanas, «Chernobyl», la nueva serie de HBO sobre uno de los accidentes nucleares más catastróficos de la historia ha fascinado al público, amante de la historia.
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Protagonizada por Jared Harris (Mad Men), Stellan Skarsgård (River) y Emily Watson narra la historia de unos científicos que investigan la verdadera magnitud del desastre, la cual es desestimada por las autoridades de la planta y de los militares, situación que en la vida real provocó la muerte de tantas personas.
Lo cierto es que aún siguen habiendo muchas dudas en torno a lo que ocurrió aquel 26 de abril de 1986 por lo que los creadores decidieron resumir un poco lo ocurrido con el llamado «Escuadrón Suicida», un grupo de personas que se ofrecieron voluntariamente para realizar arriesgadas misiones y así salvar vidas a costa de las suyas.
El accidente fue una combinación de un mal diseño de la central nuclear, ubicada en la ciudad de Pripyat. Ésta no disponía de un recinto de contención y sumado a los errores producidos por los operadores de la misma provocó que las cosas se salieran de control.
La Unión Soviética no tenía un organismo regulador y evaluación de la seguridad en las instalaciones nucleares, como en los países occidentales lo cual dificultó una rápida respuesta a las fallas. De hecho, se dice que el diseño de un reactor de ese tipo no nunca hubiese sido autorizado en los países occidentales. Nunca se ha construido un reactor de este diseño fuera de la antigua Unión Soviética.
Chernobyl sigue siendo considerado el peor accidente nuclear de la historia, pero podría haber sido mucho, mucho peor, si no fuera por dicho escuadrón. Las explosiones lanzaron 400 veces más lluvia radiactiva que la bomba que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima, en 1945. Un mes después, el núcleo del reactor de la Unidad 4 todavía se estaba derritiendo.
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De acuerdo con los registros históricos, debajo del reactor había una enorme piscina de agua, la cual funcionaba para refrigerar la planta de energía. Si la continua reacción nuclear que seguía fluyendo por el metal radiactivo fundido se hubiese acercado al agua, habría provocado una segunda explosión de vapor, causado a su vez un daño inimaginable.
Para evitar esta explosión, los trabajadores necesitaban drenar la piscina debajo del reactor. Pero el sótano se había inundado, y las válvulas estaban bajo el agua. La versión más popular dice que un soldado y dos trabajadores de la planta, todos voluntarios, atados valientemente en trajes de neopreno se adentraron al agua y cerraron con éxito las válvulas, a pesar de que su lámpara se apagó y se quedaron en la oscuridad,
Sabían que el sótano era altamente radioactivo, pero prometieron que si morían, al menos sus familias estarían a salvo. Una misión suicida por la que se ganaron el apodo de «escuadrón suicida». Esta misma versión cuenta que desde el momento en que salieron, comenzaron a sufrir los efectos de la radiación y en cuestión de semanas, todos fallecieron.