No ha sido una temporada fácil para Britney Spears. A principios de abril, la cantante tuvo que ser ingresada a un centro de salud mental debido al estrés provocado por el estado de salud de su padre.
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Jamie Spears, de 65 años, tuvo que ser internado en el hospital después de las complicaciones de una cirugía en un colon que casi lo mata en noviembre.
«Britney estaba teniendo dificultades para lidiar con los problemas de salud de su padre. No ha estado bebiendo ni tomando drogas ni nada, solo tiene algunos problemas emocionales y de salud mental muy difíciles. Se ha ido para tratar de resolver sus problemas antes de que empeoren «, dijo una fuente cercana a la familia Spears a Page Six Wednesday.
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Tras varias especulaciones, la cantante compartió un mensaje con sus fans, explicando lo que estaba ocurriendo.
«Quería decir hola, porque las cosas que se están diciendo se han salido de control. Hay rumores, amenazas de muerte para mi familia y mi equipo, y se están diciendo tantas cosas locas. Estoy tratando de tomarme un momento, pero todo lo que está sucediendo me lo pone más difícil. No creas todo lo que lees y escuchas», dijo la cantante, al tiempo que hizo referencia a Sam Lufti, su mánage entre 2006 y 2007 que la mantenía drogada y quien manejaba sus finanzas, lo que la llevó a la ruina en aquella época.
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Pero a pesar de que la cantante asegura que todo está bien, es difícil olvidar aquella vez en la que la cantante entró en una peluquería el 16 de febrero de 2007, y se afeitó su larga cabellera. Esto marcó el comienzo de uno de los mayores derrumbes públicos en la historia de la cultura pop.
Nadie olvidará el rostro de la llamada Princesa del Pop manchado de maquillaje, con la mirada perdida, ni tampoco la rabia con la que destruyó un parabrisas con una sombrilla. El momento fue capturado por los paparazzis que, como era de esperarse, difundieron la imagen en cuestión de segundos. Nadie comprenderá jamás lo que estaba pasando con ella porque al final, todos asumen que «estaba drogada», «loca» o «desesperada por recuperar su carrera».
Esa no era la imagen de una estrella del pop, sino más bien un gran grito de ayuda. Britney no solo perdió el contacto con las personas más cercanas a ella, sino que también estuvo cerca de perderse en el proceso.
Britney era la chica perfecta, la que todas las adolescentes querían ser. Pero cuando no estaba en el escenario las cosas eran muy diferentes pues desde temprana edad ha tenido que luchar con la depresión y los ataques de pánico. Britney podía estar rodeada de gente todo el día y luego, cuando estaba sola por la noche, se desmoronaba. No es coincidencia que en su canción Lucky hablara sobre una chica que «lo tiene todo y sin embargo llora en las noches».
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Parece increíble mirar hacia el presente y creer dónde está Britney hoy. A los 35 años, es la estrella de su propio show de Las Vegas, tiene negocios millonarios y ha formado una familia amorosa junto a sus dos hijos. Sus publicaciones en Instagram muestran a una mujer sana y vibrante, una persona amante de la diversión, segura y enamorada de su carrera.
Sin duda, es una mujer que ha recorrido un largo camino. Pero a pesar de que Britney ha recuperado poco a poco el trono, no puede votar, ni administrar sus finanzas, no puede abrir cuentas bancarias, ni conducir un auto y encima, continúa sometida bajo el chantaje de sus padres
«Mi situación es complicada, pero prometo que haré lo mejor en este momento. Es posible que él no sepa esto de mí, pero soy fuerte y defiendo lo que quiero. El amor de ustedes y su dedicación son increíbles, pero lo que necesito ahora mismo es un poco de privacidad para lidiar con todas las cosas difíciles que estoy atravesando. Si pudieran respetar eso, siempre estaré agradecida. Los amo», finaliza el texto de Britney en su reciente video de Instagram.