:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/metroworldnews/OJGHMSOR5BGQRH4433AHAJR6KA.jpg)
El impacto de Barcedes, la querida pareja de Perdona Nuestros Pecados, conformada por Mechita (Soledad Cruz) y Bárbara (María José Bello), es evidente, tanto que los fanáticos incluso aclaman por un spin-off de la historia de ambas, y la petición online ya lleva más de 13,000 firmas.
Pese a que dicho hecho parecía ser imposible, Soledad Cruz encendió una luz de esperanza. En entrevista con el portal internacional Afterellen, la actriz reveló que existen conversaciones que podrían tener a Barcedes de vuelta.
Recomendados
“Hay otra mujer con mi ex”: Exponen video policial de la casa de William Levy tras discusión con...
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/metroworldnews/6BRAR75HQFHWBKOWG5KVLGSRNI.png)
¿Está celosa? Nicki Nicole reacciona a la nueva ‘conquista’ de Peso Pluma con este mensaje
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/metroworldnews/5OJIDFC5MBEFDDBC5PHCZTIPIU.png)
¿Está enamorada? Lucero Mijares reacciona a quienes la relacionan con Eduardo Capetillo Jr.
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/metroworldnews/HE6SFEAPYBAWLJUSBHPSEL7P6E.png)
«Actualmente estoy evaluando futuros proyectos audiovisuales pero nada concreto aún. Existe la posibilidad del spin-off de Barcedes, pero todo es una posibilidad, como otros proyectos», declaró Cruz al medio.
Cuestionada también por cómo ve el futuro de su personaje en diez años más, la intérprete señaló que «estarían en los 70. Me es súper difícil imaginar un historia solo de felicidad. Considerando el contexto, lo más seguro es que hayan sufrido mucho, pero sí las imagino juntas contra viento y marea», agregando que los conflictos con Nicanor podrían suscitarse por el mal ejemplo que, según él, Mercedes tendría para su hija.
Además, Soledad también hizo un análisis de cómo la homosexualidad aún no es por completo aceptada en Chile, comparado con la época en que se ambienta Perdona Nuestros Pecados. «Hoy se da un trato de silencio, una discriminación camuflada, porque hoy no es ético apedrear. Bajo el discurso de ‘tengo derecho de pensar lo que quiero’ sin darnos cuenta se crea poco a poco el tabú, porque el pensar es aparentemente inofensivo. Sabemos que existe, pero preferimos no mirarlo, se invisibiliza, se aparta y se genera la otredad», sostiene.
