Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Stanford, el control del ritmo de los glucocorticoides, conocidos como las hormonas del estrés, reduce el aumento de peso.
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«Esta investigación explica por qué los tratamientos con glucocorticoides están tan relacionados con la obesidad, y sugiere formas en que dichos tratamientos puedan administrarse sin los efectos secundarios comunes del aumento de peso y la pérdida de calidad ósea», señaló la autora principal del trabajo, Mary Teruel, de la Facultad de Medicina de Stanford. El artículo fue publicado en la revista científica Cell Metabolism.
Teruel señaló que «Ahora sabemos el código circadiano que controla el interruptor hacia el aumento de peso, y hemos identificado moléculas clave que están involucradas».
Dijo que el equipo descubrió que la maduración de las células grasas aumenta si la exposición a glucocorticoides dura menos de 12 horas.
En condiciones saludables, menos del 1 % de las células grasas precursoras de una persona se convierten en células grasas, algo esencial para reemplazar las células maduras dañadas y renovar y mantener un tejido graso saludable. «Entonces, ¿qué detiene los aumentos diarios normales y saludables en nuestros niveles de glucocorticoides debido a los ritmos circadianos y las tensiones saludables a corto plazo que provocan que todas nuestras células precursoras se conviertan en células grasas?», se preguntó Teruel.
Otros experimentos determinaron que el cuerpo humano se basa en retroalimentación positiva y retroalimentación negativa, para permitir que las células precursoras ignoren la subida y bajada normal de glucocorticoides.
Se llevaron a cabo experimentos en ratones durante 21 días, arrojando como resultado que la pérdida del ritmo circadiano normal para los glucocorticoides llevó a doblar la masa grasa de los animales.