Sólo tiene 19 años, pero la determinación absoluta para pedir a la primera autoridad de su país que la deje morir dignamente. La joven Paula Díaz ha puesto en el tapete debates legales, médicos y moralistas, aunque ella lo único que quiere es dejar de sufrir en natal Chile.
En los últimos días ha habido un revuelo, a través de las redes sociales, plataforma que la familia Díaz encontró como idónea para solicitar a la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, que le conceda el derecho a la muerte asistida o eutanasia; legalmente prohibido, a Paula Díaz, quien presuntamente padece una enfermedad degenerativa.
Desde el año 2013, Paula ha venido padeciendo lo que la familia afirma es una enfermedad degenerativa que le genera fuertes dolores. No existe tratamiento ni un diagnóstico definitivo sobre la enfermedad que aqueja a la joven oriunda de Talca, al sur de Santiago de Chile. Los familiares indican que algunos de los síntomas son movimientos involuntarios, pérdida de conciencia, parálisis de sus extremidades y los dolores que Paula califica como “insoportables”.
«No tengo descanso, es algo tan terrible que no pueda descansar. Ni de día ni de noche (…) Ya no soporto mi cuerpo, no soporto no poder apoyarlo. Mi cuerpo está desgarrado. Ninguna parte puedo apoyar sin que me duela o no se rompa. Cómo no pueden entender que ya no puedo más», manifiesta Paula en el video que ha dado la vuelta a las redes sociales desde su publicación el primero de febrero.
La familia de la joven manifestó a la BBC que decidieron apoyar la iniciativa de la joven; por lo que son los promotores, a través de las redes sociales de la iniciativa “Justicia para Paula”, que es promovida en Twitter con la cuenta @DescansoParaPau.
Miles de personas han sido testigos de los contenidos que muestran a la joven Paula padeciendo en la cama de un hospital y las voces internacionales tampoco se han hecho esperar.
Mira aquí el video completo de la solicitud de Paula Díaz grabado por sus familiares
¿Cuál es el origen?
La razón no está clara, pero sí los tiempos. A finales del año 2013, Paula fue hospitalizada por una tos convulsiva, según el diagnóstico médico inicial. Ahí empezó el doloroso viacrucis de esta jovencita.
La familia de Paula tiene una hipótesis que no han tardado en generar contraposición médica. «Nosotros como familia lo tendemos a relacionar con que Paula en 2013, un poco antes de caer hospitalizada, recibió una vacuna trivírica que cubre tres tipos de enfermedades (difteria, tétanos y tos convulsiva) y mi hermana cayó precisamente hospitalizada primero por una supuesta tos convulsiva», explica Vanesa Díaz, hermana de Paula, quien agrega -sin poder comprobar- que en ese entonces algunos médicos señalaron que el padecimiento podría deberse a un virus alojado en la médula como reacción a la vacuna.
Más allá de las teorías familiares, han resonado las médicas. Distintas versiones médicas sin precisión alguna han abierto el debate, también en las lides hospitalarias. «Hasta ahora, lo que tenemos es lo que dice la familia. Pero lo que están diciendo, no lo están demostrando. No sabemos en realidad qué pasó en estos servicios médicos, si hubo negligencia o no, si hubo desacuerdos de la familia con el tratamiento, si hubo este diagnóstico o a qué conclusiones llegaron los especialistas. Son factores que hay que tener en cuenta antes de argumentar si la atención médica funcionó o no», manifiesta el médico Miguel Kottow, jefe de la Unidad de Bioética de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, en entrevista con la BBC.
Un diagnóstico sobre daño cerebral pone en alerta a la familia, quienes refutan que la joven Paula está psicológicamente óptima. La Clínica Bicentenaria de Chile diagnosticó que la chica no padecía un daño neurológico, sino que padecía del Síndrome Conversivo, que consiste en que el paciente sintomatiza algunas dolencias neurológicas sin enfermedad aparente.
Fuerzas políticas y sociedad civil también han salido al paso ante la iniciativa de Paula Díaz y su familia. Queda esperar aún la respuesta de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet. Mientras Paula siguen siendo presa de unos síntomas que la condenan al dolor inminente, sin que exista un diagnóstico, un tratamiento, una solución.