La cantante paseaba por las calles de Nueva York y algo en su maquillaje llamó la atención.
La joven de 25 años olvidó algo muy importante: no difuminó el corrector que puso debajo de sus ojos.
Taylor lucía increíble con un outfit negro, pero las manchas blancas en su rostro no pasaron desapercibidas.
Todo esto se hubiese evitado con una simple miradita en el espejo. Ni modo «Tay», nadie es perfecto…
