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El mundo en pañales: Full tecnología para las nuevas generaciones

 

Por Carolina Palma Fuentealba, en Cincinnati, Estados Unidos

Los usamos cuando bebés, se los ponemos a nuestros hijos y quizás los compraremos en la vejez…, ¡quién sabe! Si nos aproximamos un poco a la historia del pañal notaremos grandes avances. Ya desde tiempos antiguos se cubría a los bebés con pieles de animales y hojas, pero luego, con la invención de la ropa, se comenzaron a usar los pañales de tela que seguramente recordarás –se abrochaban con ganchos–, y que se empezaron a comercializar de manera masiva alrededor de 1887. Sin duda representaban un sacrificio de nuestras abuelas e incluso nuestras madres que los lavaban a mano, hervían para estuvieran más blancos y limpios, y además los planchaban… ¡Para hacerles un monumento!

 

Como dato curioso, en ciertos lugares de India, África e Indonesia no usan tantos pañales desechables como en el mundo occidental –la pobreza es la razón principal– pero optan por un método llamado «la comunicación de la eliminación», en la que los padres se fijan en las señales de los bebés y, a través de un sonido, usualmente sibilante, le indican al pequeño cuándo es el minuto de hacer sus deposiciones. ¿Lo harías?

Bueno, volviendo al pañal de tela, en su momento se constató que en algunas oportunidades este causaba problemas en la piel, y la forma de doblarlo era un tanto compleja. Y cómo no nombrar al «calzón de goma», que daba protección externa y afirmaba al pañal; similar a una gorra de natación –y tan apretado que se debía recurrir al talco para lograr ponerlo a la guagua en cuestión– permitía que nada saliera al exterior. Ya en los años 40 se comenzó a gestar el pañal desechable lentamente, y muy influenciado por la carrera espacial, se desarrolló completamente en la década del 50. Pero todavía no llegaba a Chile.

La cifra por venta de pañales es estratosférica como podrás imaginar, sobre todo si has gastado parte importante de tu sueldo en ellos. En nuestro país, según un estudio de la empresa Nilsen, se venden anualmente alrededor de 132 mil millones de pesos, unos US$220 millones de dólares. Hay muchas marcas, con precios y calidades diferentes. ¿Cómo elegir, entonces? Probando. «Creo que el primer filtro es la suavidad, comodidad y flexibilidad para las guaguas. Que no irrite su piel, que al comienzo es muy delicada, y que finalmente nos entregue esa tranquilidad que como mamás buscamos», asegura Liliana Orellana, bloguera de Cachorro Furioso, y mamá de Pascual (4 años y medio) y Adela (2 años 8 meses).

En su blog www.cachorrofurioso.com comparte mucha información sobre la maternidad, y sabe cómo han evolucionado. «Las mamás ya no corremos al pediatra a preguntarle todo, seguimos nuestro instinto, y también nos reafirmamos con la experiencia de otras que muchas veces viven lo mismo que uno. Eso me pasa mucho en el blog. Como mamá siempre vas a querer lo mejor para tus hijos e incluso que vivan mejor que uno, por eso creo que la preocupación es parte del proceso, además de la cantidad de información y productos que, la verdad, nos facilitan bastante nuestra tarea», comenta Liliana.

Recuerda que usó y probó muchos pañales de diferentes marcas, gracias a los regalos de su baby shower. «Lo bueno de eso es que tuve hartas marcas para comparar, pero lejos me quede con Pampers. Nunca se me pasó mi guagua, y lo que más me gustó fue su suavidad y flexibilidad. Pascual era súper gateador y el pañal no se le abultaba, lo veía cómodo, y eso me dio tranquilidad», asevera.

 

La ciencia del pañal
Para saber cómo trabaja una de las empresas líderes en nuestro país viajamos a Cincinnati (Ohio, Estados Unidos), con bastantes grados bajo cero, donde se encuentra las oficinas generales de P&G y el Centro Técnico Winton Hill de su marca Pampers. Lo primero que nos llamó la atención es la diversidad de especialistas para un solo producto, que parte con un prototipo que van perfeccionando día a día, literalmente.

Para las fanáticas de los cronologías, les contamos que el primer Pampers fue creado en 1950 por el ingeniero químico Victor Mills, producto que se perfeccionó en 1961. Como un hito se recuerda la introducción del adhesivo en los 70, y la presentación de productos Premium el 2002.

¿Les importa la opinión de nosotros, los consumidores? Por supuesto; básicamente se centran en esto para desarrollar sus productos, que usan más de 25 millones de bebés diariamente en el mundo. Y no sólo los típicos pañales que conocemos, sino que también los más específicos, como aquellos para prematuros y los «tipo calzón» educativos para los más grandes.

Cada año se realizan entre 200 y 300 pruebas, con diferentes metodologías. Por ejemplo, especialistas visitan las casas de clientes para conocer in situ su satisfacción, aprensiones, recomendaciones y darse cuenta de las necesidades que muchas veces ni saben que tienen. Un ejemplo claro es que a los bebés les encanta estar envueltos con mantitas, entonces ciertos pañales simulan esta acción.

También se trabaja en el Discovery Center con niños que van a las instalaciones a jugar, mientras utilizan un pañal donde se aplica un líquido que simula la orina, así los científicos analizan la resistencia, el calce, flexibilidad, suavidad y distribución de la orina en el pañal, en el mismo momento. Una tecnología muy útil es el uso de la imagen 3D para descubrir cómo se comportan los pañales en distintas edades. Dave Maltbie, científico principal responsable de la exploración de nuevos métodos de prueba y desarrollo de productos, nos mostró esta tecnología. ¿En qué consiste? Permite observar los pliegues que se forman dentro del pañal y que pudieran molestar al bebé, y cómo se distribuye la orina en cada capa del pañal, lo que da grandes indicios para mejorar sus productos.

De todas formas, desde que se genera un prototipo hasta que está a la venta, pueden pasar desde 8 meses hasta 10 años. Nada se deja al azar. Un ejemplo es el lanzamiento de Pampers Premium Care, que tiene cubierta interna Algodón-Sec™ muy suave –una de sus 4 capas– y mantiene las otras cualidades, como la cubierta exterior respirable. Todo para dar 12 horas de sequedad. Un dato interesante si concordamos que Chile es el país de Latinoamérica donde más se venden pañales de la categoría Premium.

La suavidad es de gran importancia para sus especialistas. Andrew Carr, científico clínico, nos mostró la importancia de que nuestra guagua esté en contacto con telas suaves, así que ojo a la hora de escoger un pañal. ¿Cómo? La piel es el órgano más grande del cuerpo, y está en constante regeneración. De hecho tenemos cinco millones de células sensoriales, entonces se produce una relación emocional con el tacto, porque incluso se genera oxitocina. Lo importante es que la piel no esté muy seca ni mojada y que, por supuesto, no sufran de dermatitis por pañal. Por lo mismo, enfatizó la importancia de que este sea respirable, con baja humedad.

Sofie Snauwaert, directora adjunta de desarrollo de productos, asegura que la dieta y el consumo de líquido es importante, por lo mismo, algunas regiones requieren otro tipo de absorbencia. «También es importante cuánta atención le pone el padre o la cultura a la salud de la piel. En Latinoamérica el consumidor es mucho más de sensaciones, por lo tanto, tiene diferentes aromas y estética del pañal que el resto del mundo», revela. Agrega que «el tipo de caquita va influenciado por la dieta, y ésta por la cultura. Esto nos llevó a diseñar, en uno de los casos, una cubierta interior, la que está contacto con la piel del bebé, con orificios que dependían del tipo de dieta para seguir con la mayor absorbencia», acentúa.

Otro tema relevante es la ecología, porque se sabe que los pañales tardan años en degradarse. «La sustentabilidad es una necesidad que hemos detectado y una preocupación de los consumidores; a lo largo del tiempo hemos hecho grandes avances, como reducir la cantidad de material del pañal en un 50% en las últimas dos décadas, lo que significa un avance muy grande en el manejo de los desechos», confirma Sofie Snauwaert.

 

¿CUÁNDO DEJAR EL PAÑAL?

Varinia Signorelli, sicóloga infantil y femenina, directora del blog www.terapiainfantil.net, responde las dudas más comunes sobre el pañal.

Un mal pañal, que no absorba lo suficiente, ¿puede afectar el ánimo de un bebé?
Claro, el sentir un malestar corporal, un peso extra, alguna irritación, hará que el bebé no despliegue todas sus habilidades y por lo tanto deje de realizar una serie de conductas que le permiten familiarizarse con el mundo que lo rodea. Por otro lado puede generar dificultades en el vínculo con sus cuidadores, porque a veces no sabemos qué es lo que le pasa y sólo tenemos la vivencia de un niño que está molesto, que no quiere nada más que llorar, y a veces lo leemos como un niño «mañoso», lo cual genera angustia en las mamás y no se le da real importancia en buscar el motivo detrás del llanto o la molestia.

¿Cómo debería ser el pañal ideal?
Como mamá primero, y segundo como especialista en temas de infancia, te cuento que un pañal debe ser imperceptible: mientras más liviano, suave y cómodo sea, mejor para los niños. Una absorción adecuada permitirá que ellos puedan estar más horas durmiendo, por ejemplo, sin sentirse incómodos y sin generar episodios nocturnos que, muchas veces, alteran el descanso familiar. No es que esperemos que nuestras guaguas no lloren en la noche, pero si podemos despejar un factor y proporcionar un mejor descanso a nuestras guaguas primero, y segundo a nosotras… ¡mejor!»

¿Hay una edad ideal para dejar los pañales?
El constructo social nos indica que debemos tener ciertos parámetros, y muchas veces se fuerza a los niños a dejar los pañales. El control de esfínter es un logro neurológico, es decir, requiere de maduración cerebral para que el cerebro del niño o niña diga que cuando siente ciertas señales físicas deben leerse como alerta para ir al baño o pedir pelela: «avisar». Como todo lo que tiene que ver con el desarrollo de los niños, algunos lo van a lograr más rápido que otros, para unos será sencillo y para otros no, y debemos respetar los ritmos… Si tu hijo tarda un poco en dejar los pañales no quiere decir que usará pañales para siempre. ¿Por qué cuesta en algunos casos? Porque además de ser un tema de madurez neurológica es una imposición social, los mamíferos no estamos diseñados para usar pañales, ni para ir al baño…, pero la sociedad así lo ha construido y es un agrado que así sea. Bueno, algunos niños no sienten esa necesidad innatamente, y eso es normal también.

¿Cuál es la mejor forma de hacerlo?
Darnos cuenta de los ritmos de nuestro hijo, seguir las pautas, intentarlo mil veces, tener paciencia y cariño, jamás tratarlo de «guagua» o de castigar.

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