Salvador Novo, descrito por Carlos Monsiváis como “el homosexual belicosamente reconocido y asumido en épocas de afirmación despiadada del machismo”, estaría cumpliendo hoy 110 años.
PUBLICIDAD
Nació en la Ciudad de México, el 30 de junio de 1904. Escribió poesía, ensayo, teatro, crónica, con agilidad, con sentido del humor, con una sorprendente capacidad de moverse entre la solemnidad y la irreverencia.
La homosexualidad en la poesía de Novo es subversiva en tanto se enuncia, consciente de sí misma. Al respecto, dijo el poeta una vez:
No es una deserción de la virilidad: es una aceptación de mi escritura psíquica.
Pero es más que subversión: es lo que debe ser dicho desde la intimidad, aunque luego lo más puramente individual se haga público (o tal vez por ello); es encontrarse a uno mismo, a una misma en mi caso, en la esquina de un verso con otro, y preguntarse cómo tales palabras pudieron significar tal cosa juntas, a veces a pesar de una que otra floritura innecesaria.
Una maestra que tuve y que fue su alumna en la UNAM, contaba que lo apodaban “Nalgador Sobo”. Por gay, obvio. ¿Quién le puso el apodo? Seguramente los mismos que esperaban por su libro más reciente, los mismos que leían sus crónicas y sus poemas y se erotizaban a escondidas con ellos. Así es como me imagino una de las victorias del poeta.
Para recordar a Salvador Novo en su 110 aniversario, 15 fragmentos de sus poemas, de los que tengo subrayados:
PUBLICIDAD
Lloro porque eres tú para mi duelo / y ya te pertenezco en el pasado. (“Tú, yo mismo”)
No quiero encontrarte nunca, / que estás conmigo y no quiero / que despedace tu vida / lo que fabrica mi sueño. (“Breve romance de la ausencia”)
