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(09) Innovar o morir [Review]

La cinta de Aguirrezábal pretende innovar en un campo saturado de formulas probadas

Después de ver (09) me quedan dos grandes reflexiones. Primero: el cine en Chile está creciendo, no sé si para formar una “industria”, pero es evidente que sí se está diversificando y atreviendo a formatos que quizás antes eran impensados –o impopulares – en nuestra tradición filmográfica.  Lo otro, es que la cinta de Javier Aguirrezábal tiene buenas ideas en el papel, pero que en la práctica cojea y mucho.

(09) cae a medio fuego entre estos dos conceptos. La cinta trata acerca de 3 muchachas (Juanita Ringeling, Isidora Cabezón y Catalina González) que van a una casa en la playa a hacer un trabajo universitario que nunca tenemos muy claro de qué se trata, pero que las obliga a grabar todo con sus celulares. Por cosas del destino escuchan que una pareja fue asesinada a menos de 2 km del lugar, quedando así expuestas, aisladas e histéricas, en compañía de dos misteriosos extraños que vuelven la situación solo más estresante.

Referentes sobre cine de género en nuestro país hay pocos y francamente la mayoría, malos. Hay que tener bolas para hacer cosas como El Huésped (2003) o Solos (2008) pero tener el coraje no asegura que sean buenas propuestas, el terror no ha gozado de una buena salud lo que tampoco significa, que no se pueda hacer, sin ir mas lejos Ernesto Díaz es un clara ejemplode que con poco presupuesto pero con mucho ingenio se puede hacer cine de género, honesto, original y sin perder la esencia o falta de sello personal: Kiltro es una excelente muestra de cómo podemos hacer un cinta de artes marciales en Chile sin verse ni ridículo, ni pretencioso.

La idea de la chica-atormentada-por-extraños-en-la-casa  no es nueva, Black Christmas (1974) o When a Stranger Calls (1979) son parte de las insignes, en una larga lista de cintas que tocan el tema.  ¿Qué hace a (09) diferente? Está grabada con celulares en su totalidad, enterita. De hecho la película parte con una advertencia indicando la calidad de “registro sacado a la luz” y se suma a la moda del Found Footage  que tanto han explotado películas como Paranormal Activity o la española [REC].

Su pretensión de pionera le juega en contra, nadie había grabado algo así en nuestro mercado -por lo menos de forma masiva- y la inexperticia se hace evidente. Encontrarle fallos no es para nada difícil: nunca sabemos bien de qué se trata la historia, lo que parte siendo un thriller de asesinos se transforma en una cinta paranormal con severas incongruencias en el guión, en pos de una forzada y poco creíble vuelta de tuerca final.

Nunca se nos hace verosímil la excusa para seguir grabando –o empezar a grabar-  en parte porque las actuaciones no ayudan. Ringeling está especialmente forzada en su rol de chica-conflictiva-con-problemas-paternales y los secundarios Ramón Llao y Catalina Saavedra -que son los engranajes que mueven la trama- están bastante regulares, con lo poco que pueden hacer con el guión. Pero aunque remarcar sus deficiencias es fácil,  tampoco se la juegan con sus puntos fuertes. El uso de celulares es casi anecdótico -podría haber sido perfectamente una cámara digital normal y no habría diferencia- no potencian el uso de los “dispositivos inteligentes” (como por ejemplo lo hará la holandesa App u otras experiencias móviles) y todo se limita a mover la cámara erráticamente  de un lugar a otro en la casa.

Tenían buenos elementos, una excelente locación, una idea no original pero si explotable y a pesar de lo que digan, algunos momentos están cerca del tono que la idea original quería transmitir -y que siempre se entiende aunque nunca se logra- pero al final la misma película  diluye solita sus buenos elementos en su propia torpeza narrativa y falta de consistencia.

Nunca nos asustamos de verdad o sentimos en real peligro a los personajes, solo se queda en las ganas de una  idea que era interesante y termina pesando la pregunta ¿Cuál es la necesidad de grabar algo que no se ha hecho en acá sin impregnarle un sello propio?

(09) bebe de muchas influencias y se nota, pero no basta, entregar una experiencia de molde no es lo que esperamos de algo que se promociona como innovador,  queremos ver la justificación de llevar formatos así a nuestra pantalla con una visión de autor, porque si no, no existe diferencia alguna con los otros productos mediocres que pululan por ahí.

Así que en retrospectiva y volviendo al primer punto, el cine chileno se diversifica, es cierto. Esfuerzos como este nos sacan de repente de la comedia sexual tonta o el drama pre/durante/post dictadura. Cintas como esta le hace bien a nuestra realidad, la descartuchan de los clichés de nuestra “industria” curiosamente con propuestas clichés, pero el mérito no debe quedarse en la intención, también debe estar presente en la propuesta. Tomar un camino conocido, pero alejarlo de lo conocido y llevarlo a lo propio. Pavimentar el camino de generaciones que se atrevan a hacer cosas distintas, pero dando con el tono adecuado.

Lamentablemente este no es el caso.

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