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¿Niños con problemas? Todos somos responsables. Por Edmundo Campusano

En estos tiempos, en que se inician las actividades escolares y empieza la horda de estudiantes derivados y traídos a psicólogos y psiquiatras, quise dedicar algunas líneas a reflexionar e invitar a los padres y profesores a mirar un poco más allá, a tomar conciencia de cómo lo que hacemos tiene efectos y está implicado en la salud mental de los niños y, obviamente, de la nuestra.

 

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Sabemos que uno de los temas o problemáticas más comunes en las familias y en la sociedad son los diversos síntomas, dificultades, «patologías» o trastornos que «sufren los niños». Y digo entre comillas que sufren los niños porque, precisamente, parte del problema en abordarlos es que en general se piensa y se tratan como si el problema fueran ellos.

De la estrechez y falta de visión con que se tratan estos problemas somos responsables todos, psicólogos, padres, profesores, psiquiatras, neurólogos, etc… La sociedad toda. No hemos sido capaces aún de entender que cuando un niño presenta un síntoma o alteración del ámbito psicológico (dificultades sociales, depresiones, etc.) o síntomas como enuresis, la tan famosa hiperactividad con o sin déficit atencional, trastornos del sueño y otros, dejando fuera aquellos de origen orgánico o biológico, casi en un 90% -por no decir el 100%- tiene su origen en las dinámicas familiares, en los problemas que hay en los vínculos en su familia, en su medio o espacio de vida, donde están las relaciones y vínculos más primarios y relevantes.

Podríamos sintetizar entonces que la mayor parte de los problemas (psicológicos) de los niños no están «dentro» de ellos, sino en su familia, es decir, no son ellos el problema, sino más bien son o hacen los síntomas que muestran que algo está pasando allá, en su casa.

Se insiste en diagnosticarlos con infinidad de patologías, de problemas y ello lo único que mantiene es la percepción de todos de que está «fallado», «enfermo». Y luego, los padres se preguntan, al cabo del tiempo, por qué nuestro hijo no sale adelante, por qué tiene baja estima, por qué no es tan sociable, etc.

¿Por qué se insiste entonces en tratarlos sólo a ellos? ¿Por qué se insiste en verlos individualmente, en «mandarlos solos al psicólogo, psiquíatra o neurologo»? Así, solo se les fortalece (entre otras cosas) la idea de que ellos son el problema, que son el problema de la casa, que si ellos fueran distintos todo estaría bien. Comprenderán que eso, lejos de ayudarlos , los aproblema más.

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