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¿Sabes cómo decir las cosas? Ocho claves para no morir en el intento y lograr lo que quieres

El libro “Cómo decir las cosas y no matarse ni matarte en el intento”, fue elegido Mejor Libro Internacional 2012; nosotras te contamos por qué.

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Imagen: Getty

A menos de dos meses de su lanzamiento en Chile, el libro «Cómo decir las cosas y no matarse ni matarte en el intento», del Coach Life Sucess Internacional y escritor Jorge F. Méndez, fue elegido el Mejor Libro Internacional por la Asociación Internacional de Escritores y Artistas Plásticos (Literarte), con sede central en Brasil y sucursales en toda Sudamérica.

La publicación, realizada en conjunto con editorial Zig-Zag, recibió este galardón por ser una dinámica y cercana guía que, de forma clara, directa y muy práctica, enseña a sus lectores a hacerse cargo de sus propias vidas y a comunicarse en forma más asertiva con quienes les rodean a través de una metodología única, ideada y patentada por su autor, bautizada «Uno a Uno». ¿Qué significa? Una relación entre tú y otra persona, no uno contra otro. Todo de una forma asertiva, con la persona elegida, en el momento correcto, de la forma más afectiva y efectiva posible.

El libro comienza comentando la poca importancia que se da al saber comunicarse, saber escuchar al otro, o retroalimentarse en el trabajo, con jefes, clientes, con los amigos e incluso una pareja. Es un poco paradójico, considerando que las redes sociales ayudan a «comunicarnos», pero finalmente lo que hacen es eliminar el cara a cara, sin disfraces. En el fondo, el autor piensa que existiría un miedo la exposición. Propone que podemos decir lo que pensamos a quién queramos, pero sin romper la relación, al contrario, reconstruyéndola. No es un libro de autoayuda, aunque permite que te transformes en una mejor comunicadora, y que aprendas a escuchar sin sufrir derrumbando prejuicios.

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«Lo que busco con este libro es traspasar a las personas formas de actuar y pensar que a mí me han sido útiles, y a otros que conozco también. Este método forma parte de mis primigenias convicciones; si lo compartes conmigo, está bien; si sólo estás de acuerdo en algunos trayectos, está bien también, y si no coincides en nada de lo que te diré en esta obra, estará muy bien también. Desde miradas diferentes podemos construir un mundo mejor; el tema fundamental es el cómo nos decimos las cosas sin morir o matar en ese intento», asegura el autor uruguayo residente en Chile, Jorge F. Méndez, quien además ha sido consultor de una centena de empresas chilenas y extranjeras, además de director general del grupo Fidelizando Consultores, líder del movimiento Slow Down en Chile (vivir sin estrés), columnista de periódicos nacionales y creador del primer diario electrónico positivo de Sudamérica, «El Delfín, las buenas noticias».

Bueno, echemos un pequeño vistazo a los 8 pasos claves.
1) La invitación. Propone que para conversar con esa persona tienes que proponerle juntarse en algún lugar, por teléfono o de forma personal. Y ojo con proponer, porque no debes imponerle hora, ni día ni lugar, sino preguntarle «hola (nombre de la persona). Me gustaría conversar contigo acerca de… (Tus nuevos amigos, nuestra relación del último mes, tu última semana de trabajo, la relación con nuestros padre, etcétera). ¿Te parece que nos reunamos mañana o el miércoles? ¿Cuándo crees que puedes? Te propongo que no sea más de una hora, podría ser de 9 a 10, si te queda bien. Yo invito el café».

2) El día F. Se refiere al día del Feedback, que en inglés es retroalimentación. Durante la conversación el invitador y el invitado deben sentir que todo esto es para el bien de ambos, debe ser oportuno y esperado, debe basarse en observaciones efectuadas personalmente, debe ser específicamente descriptivo, y referirse a situaciones concretas y no a generalizaciones. Aquí hace hincapié en que estén de igual a igual, incluso de forma real. Así propone sentarse al lado, nunca enfrente, y sin nada que los separe. Luego, incita a ir al grano rápidamente después del saludo: «Gracias por venir; como te dije el otro día, quiero conversar contigo sobre…».

3) Tema y autoevaluación. Luego de exponer lo que sientes, puedes decir «quiero saber cómo te evalúas o te sientes con respecto a este tema». El objetivo es que el otro hable, y eso alivia; lo segundo es escuchar cómo se siente o su medición, entonces permite saber si es consciente o no de la situación. Si no comenta como esperas, insiste amablemente. Ahora, si su respuesta es más negativa que positiva, pregúntale «¿qué crees que te faltó, qué no hiciste, qué pudiste haber hecho?». Ahí escucharás su respuesta completa, con percepciones y todo. Preguntar sobre el cómo y no sobre el por qué tiene consecuencias muy distintas, así que atención a las palabras. Si no responde nada, el autor propone decir «me parece bien que te evalúes con nota máxima; en ese caso no hay nada que decir por ahora. Te agradezco que hayas respondido a mi invitación». En el fondo, se deja al otro con el micrófono abierto para que él opte.

4) Sondeo de interés. Si te permite avanzar, llegas a este punto. «¿Te gustaría escuchar mi punto de vista sobre este tema?». Si la respuesta es sí, avanzas, y si no, haces lo mismo que el punto 3.

5) Feedback rojo. Las respuestas que escuchaste en el paso 3 te servirán ahora. Aquí se pone énfasis en que tu gran desafío será describir simple y objetivamente. Evita juzgar, suponer. Méndez analiza que es tan importante cómo decir las cosas, que si le manifiestas a tu invitado que realizarás una crítica constructiva, aunque tus intenciones sean las mejores, quien escucha se quedará con la palabra «crítica». No convendría usar absolutismos como nunca, todos, nadie, porque generan ansiedad o angustia en el otro. Es mejor usar frases como «desde mi punto de vista, yo te veo, yo te escucho, yo te siento, tú estás». Esto porque cuando percibes o crees algo, dudas; pero cuando escuchas, ves o sientes, no hay ninguna duda.

6) Escucha y Feedback azul. Atención, porque lo que dijimos en lo rojo va primero que lo azul. Aquí puedes comenzar haciendo la pregunta «¿qué te parece esto que te digo?». Ahora te tocaría escuchar, sin interrumpir ni juzgar, para descubrir sus reales intenciones. Cuando sea sincera contigo, moverá los ojos hacia arriba (porque activa el recuerdo) y luego hacia la izquierda. Si lo que dice no es del todo sincero, movería los ojos hacia arriba y los ojos hacia la izquierda, según reaccione avaladas por la Programación Neuro Lingüística. Después de su respuesta, entrega el feedback azul, regalos positivos, sus conductas destacables. Da ejemplos como «de la misma forma que te dije lo anterior, también quisiera decirte que, desde mi punto de vista, te veo muy trabajador, te siento con mucho entusiasmo». Los azules pueden sobrepasar a los rojos sólo en uno, porque si no pierde efectividad.

7) Oferta. Se parte diciendo «quiero saber si puedo ser útil con respecto a lo que hemos conversado». Aquí nacen dos opciones: aceptar la oferta, y tienes que prestarte a escuchar lo que quiere pedirte para establecer plazos o cambios concretos; o rechazarla, y allí sólo hay que cerrar la conversación, con la última metodología.

8) Candado: En este método, si no pones el final, todo queda en el aire, es decir, alguien estará en paz por decir lo que quería y el otro no. Si aceptó el paso anterior, entonces el candado lo cerrarás tú; y si no aceptó, entonces preguntarás concretamente los plazos que se autoimpuso para hacer algo distinto. No lo demandes, él se dará cuenta solo. Si le importas, y también la relación que tiene contigo, surgirá espontáneamente. Por ejemplo, «¿cuándo me cuentas cómo te está yendo con todo esto?». Para finalizar, agradece la conversación y deja abierto el camino para conversaciones futuras.

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