Dada la rápida transformación del Marketing y la Publicidad, Ana Luisa Vélez, líder de Marketing Corporativo de la Universidad Espíritu Santo (UESS), sobresale por su modelo de dirección orientado a logros de alto impacto.
Próxima a cumplir diez años en la institución, Vélez ha pilotado la estrategia de comunicación y mercadeo de la universidad con un enfoque que prioriza el crecimiento humano por encima de la jerarquía.
Su llegada a la UESS fue un desafío que aceptó con pasión. Tras una sólida carrera en productos de consumo masivo, dio un salto al sector educativo. Inició como directora de marketing, sin embargo, el crecimiento exponencial de la universidad en la última década ha elevado su cargo a corporativo, permitiéndole estar en contacto con todas las áreas.
Para ella, el liderazgo no se improvisa; requiere formación, aprender a manejar equipos y, fundamentalmente, “conectar con el ser humano, descubrir los talentos de cada persona”.
Liderar no es dar órdenes; es conocer a la persona “tan bien que se sabe qué pedir a cada miembro para que ofrezca su mejor talento. La suma de cada parte de ese equipo hace el todo”, dice.

Rompiendo con el clásico dilema de “jefe versus líder”, Vélez afirma que la capacidad de hacer que las cosas pasen muchas veces no está ligada a un cargo.
El verdadero líder es la persona que tiene clara su meta y sabe cómo hacer que otros lo sigan por convicción. “La persona que tiene claro qué quiere, a dónde llegar y sabe cómo hacer que otros lo sigan, esa es la que realmente se denomina un líder”, asegura.
En su visión, no hay nada más gratificante que celebrar los logros, reconociendo el esfuerzo y el talento de quienes lo hicieron posible.
En cuanto a su estilo, la Directora de Marketing de la UESS rompe paradigmas al afirmar que el liderazgo debe ser ‘situacional’ y flexible. Tras años de experiencia y estudios en neurociencia, ha comprobado que “el estilo de liderazgo debe cambiar según el recurso humano con el que se trabaje”.
Esta inteligencia observacional es crucial para tratar a cada miembro del equipo de la forma que lo inspire y que necesite. Señala que esta habilidad no es innata, sino que se desarrolla: “Uno debe formarse en coaching, programación neurolingüística y algo de psicología. Esos conocimientos son fundamentales si se quiere llevar equipos a conseguir resultados”.
Para ella, un liderazgo inadecuado puede, tristemente, apagar el talento. Su enfoque siempre es positivo: “Uno debe mencionar lo positivo, enfocarse en lo que quiere lograr y en el potencial de ese recurso; así ese recurso brilla”.
Sentencia que, si el equipo no funciona bien, “tal vez el líder no los está guiando de la forma adecuada”.
Un atributo esencial para delegar es la confianza, que debe ser explícita: “Si no confías en que la persona lo va a hacer, y no se lo dices claramente, no funciona. Hay que transmitir: ‘Yo confío en ti y lo vas a lograr; si no puedes, avísame y lo resolvemos juntos’”.
Aunque, asegura, el líder debe asumir que el precio de formar líderes es verlos partir. “Ahí está realmente la trascendencia de lo que se hace como líder: permitir que esa persona vaya a brillar mucho más en otro lugar”.
Para las mujeres líderes y aspiracionales, Ana Luisa Vélez comparte un mensaje poderoso para combatir el agobio diario, utilizando una frase que se ha convertido en el lema de su equipo: “¿Cómo se come un elefante?” La respuesta es simple: “por parte, a pedacitos”. El líder debe ayudar al equipo a priorizar lo que dé un resultado de impacto más pronto.
Además, aconseja a los líderes ser humanos y vulnerables: “Cuando el líder acepta su humanidad y le dice al equipo que hay una situación que resolver y que tal vez no tiene la respuesta, ese equipo brilla”, afirma.
Su consejo final es sencillo y profundo:
“El mensaje es que se diviertan en el proceso. La empatía, conectar con las emociones y los sueños de las personas, y mantener un diálogo abierto hace que el día a día sea llevadero. El líder que conecta genuinamente logra que la gente lo siga por convicción, no por ser dictatorial”.

