Llegamos a las cálidas tierras de Guayllabamba. La Hacienda y su armonía de hogar nos recibió en cada detalle, asientos rústicos y una pintoresca chiva engalanada con el nombre que ya se ha convertido en sinónimo de café de especialidad: Café Hidalgo.
Durante la bienvenida, la hospitalidad nos conquistó al instante porque en nuestra llegada nos esperaban sombreros de regalo y una degustación del café que nace en estas tierras, dando inicio a la experiencia de sabores y aromas intensos.
Tras instalarnos brevemente, la aventura continuó hacia la laguna de la hacienda, lugar en el que Francisco nos compartió los secretos de esta tierra volcánica, donde la fertilidad convive con la rapidez con la que el agua se filtra, un desafío que han convertido en ingenio al traer el agua desde las quebradas, alimentadas por el Río Pisque.
“El Sitio”: un nombre con historia
La historia detrás del nombre “El Sitio” nos transportó en el tiempo. Francisco asegura que esta hacienda fue testigo de un momento crucial en la ciencia ecuatoriana, cuando un equipo de científicos franceses la eligió como base para las mediciones de la Mitad del Mundo. Desde allí, la vista alcanza a Oyambaro, una de las pirámides que hicieron posible esa triangulación histórica.
Por otro lado, la visión de CaféLab está profundamente conectada con el respeto por el entorno, ya que el equipo descubrió en los faiques (una especie forestal que crece cerca a las quebradas del bosque estacionalmente seco) a los aliados perfectos para proporcionar sombra a las plantas de café.
Al llegar al corazón del cultivo, Karina nos reveló el linaje de Café Hidalgo: granos arábigos con raíces colombianas que, tras pasar una plaga en Loja en donde solo algunas sobrevivieron, encontraron su hogar en las tierras de Guayllabamba.
Cosecha y competencia
En este punto la experiencia se tornó participativa y emocionante. Bajo la melodía de un saxofón, nos convertimos en recolectores por un instante.
Antes de que cualquiera se lanzara a la competencia, el ingeniero y administrador de la hacienda, Ramiro Catzim, con su sabiduría ancestral maya, nos guio en la selección de los frutos rojos, los más preciados por su calidad.
Aprendimos el arte de cosechar con delicadeza, respetando la planta para futuras cosechas.
Después de 30 minutos de muchas risas y recolección, cada participante debía acercarse a pesar su canasta. Entonces la persona ganadora fue quien logró cosechar la mayor cantidad de frutos con un color uniforme.
Del grano a la taza
De vuelta en la casa, fuimos testigos de la magia que transforma la cereza roja en la bebida que tanto amamos. Fermentación, lavado o el método “honey”, donde solo se retira la capa exterior para conseguir un dulzor especial.
El secado al sol es una paciente espera de aproximadamente 15 días, una vez listo, pasa a la trilladora para liberar el grano.
Luego se hace la selección por tamaño en la zaranda y la meticulosa clasificación manual para quedarse solamente con lo mejor del producto.
El poder femenino florece en cada taza
La historia de CaféLab dio un giro inspirador con la creación de un equipo de mujeres apasionadas al frente de las cafeterías. Karina nos contó cómo, al notar la predominancia masculina en la hacienda, decidieron equilibrar la balanza y reafirmar su compromiso con la equidad de género.
Estas mujeres vibrantes nos guiaron a través de los cinco métodos de preparación que ofrece Café Lab: Chemex, Aeropress, Sifón, V60 y Prensa Francesa. Cada técnica es una invitación a explorar un universo de sabores. ¡Una visita obligada para las amantes del buen café!
Celebrando el café, la tierra y el trabajo en equipo
Durante el brindis final, Karina compartió la esencia de CaféLab: se trata de un laboratorio de experiencias donde la semilla se siembra con amor y el café se sirve con orgullo.
Francisco cerró este emotivo momento agradeciendo al equipo femenino y a Ramiro, pilares fundamentales de este proyecto.
Nos llevábamos en el corazón la calidez de su gente, la belleza de su paisaje y el aroma inconfundible de un café hecho con pasión.
La profesionalidad y la dedicación de cada persona que conforma Café Hidalgo y CaféLab son un testimonio de que los sueños, cuando se cultivan con esmero y visión, florecen de mejor manera.