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Cómo se enamoran ellas y ellos: Las increíbles diferencias a la hora de recibir el flechazo

Existen tantos factores biológicos implicados en el curso de una relación romántica, sin necesidad de acudir a los factores sociales y culturales, que casi podría decirse que la norma es la diversidad y no la regularidad en la conducta amorosa de uno u otro sexo.

 

 

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Imagen: EFE

Solemos relacionar el amor con el corazón, pero realmente nos enamoramos con el cerebro. El enamoramiento desencadena una cascada de actividad en la que se ven implicadas distintas áreas cerebrales. Sin embargo, el proceso es ligeramente distinto entre hombres y mujeres.

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Diversos estudios publicados en la última década han mostrado el papel que desempeñan varias partes del cerebro en el amor. Aunque en el proceso del enamoramiento se activa todo el cerebro, hay algunas áreas que tienen una actuación más destacada.

 

Se trata de las áreas posteriores del cerebro, «sobre todo del córtex visual posterior y del córtex parietal», señala Carlos Tejero, vocal de la Sociedad Española de Neurología, ya que, según explica, vemos y notamos, generalmente, con la parte posterior del cerebro, especialmente con la corteza.

 

El estriado y el putamen también están involucrados en el enamoramiento. Son unas zonas del interior del cerebro que sirven para establecer conexiones veloces. «El estriado nos permite contrastar de una manera muy rápida si las cosas que estamos viendo en el entorno nos son familiares o no. El putamen, por su parte, nos posibilita la interacción, es decir, nos ayuda a elaborar respuestas adecuadas al momento», manifiesta el neurólogo.

 

FACTORES GENÉTICOS Y CULTURALES INTERACTUANDO SINÉRGICAMENTE.

Asimismo, en este proceso interviene el núcleo accumbens que, como indica el especialista, está relacionado con nuestra sensación de recompensa. «Es la diana para tratar las adicciones, pues parece que éstas hacen que el núcleo accumbens se estimule», precisa.

 

Otras áreas involucradas son la amígdala, donde se encuentra la capacidad para las emociones, y el hipocampo, donde reside la memoria.

 

Del mismo modo, Enrique Burunat, psicobiólogo y profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Laguna (Tenerife, España), explica que hay varias estructuras cerebrales que están especialmente activas cuando la persona enamorada se encuentra con su pareja o con estímulos relacionados con ella como, por ejemplo, fotografías.

 

«Algunas de dichas estructuras forman parte de lo que se conoce como circuitos de recompensa cerebral, que son vías nerviosas que cuando se activan causan placer», afirma.

 

El especialista destaca que durante el proceso del enamoramiento hay modificaciones que se van consolidando en el funcionamiento del cerebro. «Algunas de ellas, publicadas recientemente por un grupo de investigación de la Universidad de StonyBrook en Nueva York, incluso permiten pronosticar el éxito de la relación hasta tres años después», apunta.

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