Hace unos días, entre la ropa sucia de mi tía profesora, una prenda de vestir llamó profundamente mi atención, se trataba de un chaleco de colegio azul, horriblemente sucio, hediondo a orina y a mucho uso.
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En un recipiente, una amarillenta blusa con puños y cuellos ennegrecidos, bailaba sobre un mar de cloro. Al frente, un uniforme escolar impecablemente colgado, relucía.
¡Crac! Las lágrimas ya estaban en mis ojos “y es que Victoria llega tan sucia al colegio que el otro día tuve que hacerle lavarse los pies en la taza del baño”-, dice mi tía profesora como si se tratara de algo de lo más normal, mientras yo intento apretar cada vez más la garganta.
“Sus compañeros se quejan del olor, así que hicimos una campaña, yo le voy a lavar la ropa y tu mamá le compró este uniforme nuevo”, agregó.
No es primera vez que mi tía profesora me da este tipo de cachetadas de realidad, y es que Victoria es sólo una, entre miles de alumnos que viven en extrema pobreza, bajo la constante tortura del desamparo, el abandono, las drogas, la delicuencia y la violencia física o incluso sexual… Niños en riesgo social.
Niños en riesgo social, los mismos que mi tía profesora lleva años educando, luego de renunciar a un cómodo titulo de contadora para convertirse en “la profe”, la misma que después de experimentar el confort de educar en un colegio particular, -donde las monjas ponen buenas reglas, el sueldo es óptimo y padre y madre van juntos a la reunión- escogió esta otra masiva, pero más callada realidad.
Niños en riesgo social, los mismos que les sacan canas verdes, los que roban en la calle y salen en las noticias, porque para ellos el concepto “la educación es el deber de los padres”, no existe, o al menos no existe para bien, porque los padres nunca han estado o simplemente no les interesa estar.
Y es ahí, cuando recién entendemos lo fundamental que es para el mundo, un profesor con vocación, el que educa, pero además integra… Siempre con la esperanza de que al menos UNO de “los suyos”, entienda los secretos de una enseñanza que los alejará de terminar pateando piedras.
Actualmente, obtener el titulo de profesor es cosa de puntaje, destreza y cartón en mano, pero llevarlo a diario, es sólo cosa de aquellos tíos profesores que creen en lo que hacen, reaccionarios de este mediocre y ciego modelo de educación impuesto, bajo su único e indestructible patrón, la vocación.
Hoy luchamos por una educación de calidad, ¿Pero cuántos de nosotros nos decidiremos como ellos y llevaremos la verdadera revolución desde el interior de las aulas?
Para retratar esta realidad, y a más de un año de que la educación se esté debatiendo en las calles, un documental registró durante meses la vida de docentes chilenos, los cuales abrieron las puertas de sus salas de clases para ver en qué consiste enseñar.
Se trata ‘PROFES’, cinta co-dirigida por los cineastas Ricardo Larraín (‘La Frontera’, ‘El Entusiasmo’, ‘Pasos de Baile’) y Sebastián Moreno (‘La Ciudad de los Fotógrafos’) y que tiene como protagonistas a docentes de distintos lugares de Chile.
La película aborda las historias de seis maestros de diferentes disciplinas, insertos en variados entornos sociales y repartidos en diferentes puntos. ” “‘Profes’ es capaz de retratar una historia universal: la importancia de la educación para un país, por eso creemos que tendrá valor en cualquier lugar del mundo”, dijo Ricardo Larraín.
Detrás de su realización está Elige Educar, iniciativa que desde el año 2009 trabaja por mejorar la calidad de la educación chilena a través de dos objetivos: mejorar la valoración social del profesor en Chile y lograr que personas con vocación y talento elijan estudiar carreras de educación.
“En los últimos meses el transformar nuestra educación, ha acaparado la agenda nacional, y creemos que en esa discusión, nuestros profesores son clave; son gran parte de la solución que estamos buscando”, explica Hernán Hochschild, Director Ejecutivo de Elige Educar. “Así surgió la idea de hacer una esta película documental, que invitar a volver a la sala de clases para observarla, esta vez, desde los ojos de los profesores”
La idea, señala Hochschild, es mostrar a un Chile que aprende, que cree en los cambios y que trabaja para conseguirlos. “Nuestro objetivo es que el país abra los ojos a las historias de esos profesionales del a educación que están cambiando la cara del país. Porque sabemos que hay muchos como ellos, que han optado por una profesión difícil, exigente, pero que están felices con el desafío y con la posibilidad de cambio que está en sus manos”.
“Queremos que el mayor número de gente posible pueda conocer estas historias y reflexionar respecto a cómo distintos profesores han marcado su vida”, explica Hernán Hochschild.
Por lo mismo y con motivo del “Día del Profesor” te invitamos a ver este maravilloso y emotivo documental, dedicándoselo a todos esos profes que conformaron parte de nuestro intelecto, pero por sobre todo, parte importante de nuestra personalidad.
¡Feliz días a todos los profesores!