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El sexo y la espiritualidad: cuando sí tiene un sentido

“Americanos y europeos creen que tener sexo es eyacular, terminar rápido cuando lo más rico es precisamente comenzar”, por Karen Uribarri.

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En una terraza primaveral y bajo el toldo y el atardecer, Sofía y yo hablábamos de la brutalidad con la que muchos hombres hacen el amor, aunque sienten que lo hacen de lo mejor. Ella no es la primera mujer que me ha planteado haberse sentido utilizada en la cama y, más aún, haber sido la herramienta para algo que más parecía una masturbación dentro de ella, que un sexo integral y emotivo. Sin embargo, luego de darle vuelta al tema, terminamos disculpando a estos especímenes que vivieron en hogares reprimidos, llenos de restricciones y bajo el constante yugo del «qué dirán». Hombres sin padres educadores y acogedores, que en vez de entregarles herramientas para amar, les enseñaron a utilizar a la mujer en pro de su beneficio. Porque creámoslo o no, existen aún un montón de hombres ultra machistas y egoístas que no pareciera tuviesen rehabilitación.

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Y si bien una está dispuesta al sexo rapidito o a veces medio atolondrado, no es lo que queremos para el día a día ni menos cuando ya se tiene pareja y queremos proyectarnos de por vida… o al menos por unos años. Lo que queremos el común de las mujeres es precisamente sexo con sentido, con sentimiento, con empatía y con espiritualidad. Algo que en occidente no está muy enraizado, a diferencia de oriente.

Americanos y europeos creen que tener sexo es eyacular, terminar rápido… cuando lo más rico es precisamente comenzar. Me dirás que no tienes tiempo, que tienes que dormir rápido, que mañana trabajas, que los niños… entiendo, pero date el tiempo de que al menos una vez al mes tengas un sexo de lujo, sin reloj, sin presiones, con entrega desde el corazón.

Comienza con besos… pero sin tocarse. Besos, muchos besos por todas partes, y descubre partes del otro lenta y suavemente mediante algunos masajes. Haz como dice el Tantra y «aborda el acto sexual como si entrases en un templo sagrado» y forma con tu pareja una unidad energética y amorosa. Sólo en el momento en que nos demos tiempo para amar desde dentro hacia fuera y con cada centímetro de nuestro cuerpo, podremos lograr esa sensación de plenitud que sólo el sexo nos puede regalar.

Aprende a respirar cuando hagas el amor. Aprende a mirar a los ojos, a conectarte con el otro. Suéltate, no te reprimas y deja que incluso salgan esos quejidos que tienes atrapados en tus entrañas. Siente con todo tu ser y transmite ese sentir. En el sexo nada es anormal si ha sido convenido y aceptado por ambos. Sólo concéntrate en lo que vives y deja fluir. El orgasmo llegará solo y si no llega, no importa, disfruta cada instante. El sexo es mucho más que el clímax y es absolutamente mucho más que la eyaculación. Basta darse el ‘trabajo’ de descubrir sus deliciosos recovecos, los que fortalecen la relación y, por supuesto, tu autoestima y yo interior.

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