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El lado más oscuro de Michael Jordan en ‘El último baile’

Netflix estrena un docuserie “El último baile”, que refleja el lado más personal del jugador de baloncesto.

Michael Jordan Netflix Instagram

Michael Jordan es el protagonista de la serie documental El último baile, la reciente apuesta de Netflix.

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El estreno del biopic fue el 19 de abril y hoy día, se encuentra entre las 10 más vistas de Argentina.

El último baile cuenta con diez episodios, distribuidos a dos por semana.

El director, Jason Hehir durante la producción realizó 106 entrevistas y traza un recorrido lineal por la temporada 1997/1998 de uno de los equipos de baloncesto más famosos del mundo.

A su vez, explora el lado más personal de Jordan desde su infancia, sus años en la Universidad de Carolina del Norte, hasta su llegada al equipo y su último campeonato con los Chicago Bulls.

Pero no es oro todo lo que reluce.

Michael, confesó en la serie que cuando llegó al plantel como novato, «aquello era un circo de cocaína y marihuana».

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«Los jugadores hacían cosas que nunca había visto», cuenta en las entrevistas.

El basquetbolista recuerda cuando en una pretemporada buscaba a sus compañeros en un hotel.

Tocó una de las puertas y escuchó voces que decían que «era solo el novato».

El jugador prosigue con que cuando le abrieron la puerta vio a todo el equipo dentro.

«Tenían líneas de cocaína por todas partes, pipas de marihuana y había mujeres…era un verdadero circo», describe.

La serie destaca el lado más competitivo del famoso jugador.

«Cuando la gente vea los videos de esa época, va a pensar que soy una persona horrible», expresó Jordan al director en la primera entrevista en 2007.

Jordan, se preparó en cuerpo y alma para que su liga fuese la número uno y eso desató su personalidad más violenta.

Varios de sus compañeros revelan las hostigamientos y reprimendas que recibían de Jordan.

«Ahora que el tiempo pasó y ahora que lo piensas era un infierno como compañero”, comenta Will Perdue», uno de los miembros del equipo.

Jud Buechler, otro de sus compañeros, afirma en la serie que «la gente le tenía miedo» al gigante.

«Sus propios compañeros le teníamos miedo», agrega.

El propio Jordan, durante este punto, tuvo que pedir una pausa en la grabación al emocionarse.

«Mira, ganar tiene un precio. El liderazgo tiene un precio. Así que apreté a la gente que no quería ser presionada», admite.

La competitividad del jugador se remota a su infancia con los entrenamientos contra su hermano Larry en el patio de su casa, supervisados por su progenitor.

«Competíamos por el amor de mi padre», reflexiona.

El basquetbolista, tenía entre otras cosas, adición al juego.

Presionado en la antesala para conseguir el tercer campeonato de su carrera, él y su padre se escaparon a un Casino de Atlantic City, después de perder el primer partido de las finales de la Conferencia.

El suceso fue el artífice para que el número 23 a rendir mejor que nunca.

Los Bulls llegaron a un promedio de 41 puntos, más de 8 rebotes y 6 asistencias.

Michael Jordan logró varios trofeos para los Chicago Bulls y está considerado como uno de los mejores jugadores de baloncesto de los últimos tiempos.

Esto le otorgó a la ciudad de Chicago su tercer título consecutivo.

El golpe más duro para Jordan vino el 23 de julio, cuando falleció su padre.

Tras varios escándalos que involucraban apuestas y su extenuación, la estrella se retiró al poco tiempo.

En marzo de 1995 escribió «I’m back» (he vuelto) y lució el número 45 porque su padre no estaba para ver el 23.

Un dato curioso es que Jordan se negó a grabar las entrevistas en su mansión, por lo que el director tuvo que buscar otras localizaciones.

«Simplemente no quería que la gente viera todo eso. Lo respeté, así que nunca lo presioné”, comentó Hehir.

 

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