Karen Sevillano le dijo sus verdades a Omar Murillo, y en realidad se las dice a todo el que se la cruce. Por su personalidad extrovertida y sin filtros, y a la vez bastante fuerte, muchos la aman, pero otros tantos la odian en un país donde una mujer como ella, racializada y sin tapujos, molesta sencillamente por no obedecer a una tradición machista.
PUBLICIDAD
Lo que molesta de Karen Sevillano es que ya no sea como los negros sumisos tipo Tío Tom (un gran ejemplo: Celia Cruz en ‘El alma no tiene color’) sino que no se calle y alce la voz, como tantas personas de su raza y generación, ante los microrracismos y ante la ignorancia que persiste en Colombia frente a los afrocolombianos, comunidad sistemáticamente maltratada por varios siglos en el territorio nacional.
También, lo que molesta es que incluso critique a alguien de su raza si persiste en esa sumisión colonial, como pasa con Murillo, y también por sus actitudes. Como si en el pobre imaginario de la gente aún racista, todas las personas negras se amasen unas a otras, y fueran santas sin agencia. Ella critica, alecciona, es certera. No se deja.
Y eso molesta en un país donde a “los otros” en Colombia se les sigue viendo no como seres humanos, sino como tokens, o como elementos decorativos.
Karen Sevillano también molesta por su personalidad dominante en ‘La casa de los famosos’
Pero también molesta que ella no se comporte como “debiera”: esto es, no criticar o chismear (ella misma dijo que sabía a qué había venido, a ponerle picante a ‘La casa de los famosos’), no alzar la voz, no mostrar un atisbo de personalidad.
Te recomendamos: ¿Por racismo? Omar Murillo y Karen Sevillano tuvieron fuerte confrontación en ‘La Casa de los Famosos’
Karen es bochinchera, ingeniosa. Muchos olvidan que esas cualidades y sus cápsulas de microsabiduría la hicieron el personaje que es.
PUBLICIDAD
Porque así tuviésemos a Policarpa, la Cacica Gaitana y tantas mujeres que se han tenido que parar y alzar la voz en un país de machistas, la mujer colombiana no debe expresar ni personalidad, ni siquiera un atisbo de opinión “fuerte” (de ahí que triunfen las que sean más condescendientes y tibias, homogéneas incluso hasta en su apariencia), siempre debe ser una santa, tierna, una imagen de postín sin un mínimo de agencia.
Y cuando la tiene, que solo sea para vender tampones, o esmaltes de uñas, pero que no moleste tanto, ni que incomode tanto, ni que haga tanto ruido, ni que aturda tanto. Que esté perfectamente encajada en un perfil donde no moleste y sí complazca.
Qué bueno tener a un personaje como Karen en ‘La casa de los famosos’, que seguramente ganará el programa. Porque Colombia ya es un país de mujeres tan incómodas como ella, que no le tienen miedo a nada.