Luego de años de tener uniformes sosos y mal hechos para los Juegos Olímpicos tanto de verano como de invierno, por fin a alguien se le ocurrió meter a un diseñador nacional para la delegación.
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Si bien el esfuerzo de Totto se vio reflejado en piezas como el kimono del año pasado, este año se subió el nivel completamente.
Esto, a través de las ruanas reinterpretadas de Tejidos Rebancá, una marca de Iza, en Boyacá.
Ellos también hicieron la ruana de Jason Momoa, protagonista de Aquaman.
Todo se hace en lana de oveja y a esta reinterpretación se le llama Neoartesanía.
Tinturan todo a través de tejidos vegetales y por eso la elaboración de las piezas han sido complejas.
Pero hay otros que no gustaron de las piezas.
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Incluso tacharon de “homeless” a los deportistas que les usaron.
O dijeron que eran “bandidos”.
Esto viende de una tradición que viene de hace tiempo.
El origen clasista y racista de la ruana
Desde la Colonia, la ruana se caracterizó como una pieza de razas “inferiores” y de personas dedicadas al trabajo manual en Latinoamérica.
Para el siglo XIX, en la Independencia, fue usada como símbolo unificador. Pero para los liderazgos burgueses de los años siguientes, representaba una amenaza a la “higiene” y al progreso.
Así, ya en el siglo XX, líderes como Gaitán criticaban su uso, hasta que esto cambió a finales del siglo pasado.
En las últimas presidencias de este siglo los diseñadores comenzaron a trabajar con los artesanos, cambiando el concepto raciclasista de la ruana.
Incluso diseñadoras como Adriana Santacruz se han especializado en la pieza y también fue parte fundamental de la narrativa de personajes de la película “Encanto”.