Colombia

5 razones por las que la gente prefirió ver “El man es Germán”

Puede ser nostalgia, pero es que en realidad es un gran personaje.

Por fin RCN está levantando cabeza. Y lo hace de mano de la nostalgia: la segunda temporada de «El man es Germán» tiene todo para darle dura batalla a la 50 mil versión de «El Desafío» (¿a alguien le importa ya cuántas versiones van? Mucha gente se perdió desde que Isabella Santodomingo y el modelo paisa que se parecía a David Beckham estaban en el mismo equipo) con la misma playa y con retos que nadie podrá hacer mientras critican a los participantes comiendo una empanada con Coca Cola.

Y sí: mucha gente prefirió ver al punketo estereotipado y sus amigos  otra vez en el universo construido alrededor del universo de un barrio popular de Bogotá (Trinidad Galán, para más veras), esta vez lidiando con su hijo en la adolescencia.

Por esa razón, acá les mostramos otras razones por las que esta serie los librará de más retos en la misma playa y con los mismos equipos de siempre:

La nostalgia mueve masas 

La rutina que le dio el éxito a Germán también le dio éxito en la vida real: muchos niños de inmediato la adoraron y quienes vieron la serie ya adultos, la recuerdan con cariño. Muchos recuerdan a los locos amigos de Germán con cariño: a pesar de no tener cerebro, su locura e inocencia conquistaron a muchos televidentes. Pasó lo mismo con Doña Grace, que a pesar de ser una «aviona» en los negocios, tenía un corazón de oro. Sin olvidar, claro, que era una serie que no caía en controversias (y eso sí que llega a molestar a mucha gente).

Porque son entrañables todos ellos

Sí, sabemos que Germán y sus amigos son tontos, sabemos que son una caricatura. Pero consigo traían relaciones y conflictos que valían oro a pesar del empaque casi ridículo y estereotipado que traían todos ellos.

Es inevitable ver en Doña Grace al mismo Don Cangrejo de «Bob Esponja», pero con ese mood de tantas mujeres colombianas de estratos populares y medios que de repente emprenden y son exitosas y tienen dinero, por ejemplo, lo que la hacía identificable. Eso la hacía encantadora, de paso. «Patty» como personaje y cliché de la santandereana es insoportable, pero trae consigo un amor no correspondido y la actriz (que interpretó a «La Niña Emilia» y fue premiada por ello con su merecido India Catalina) que la interpreta es increíble.

Germán puede ser un «macho alfa», pero sus actitudes prueban que es un flan y que haría lo que sea por su hijo y su esposa. Lástima por «chiquita brava», que al igual que los amigos de Germán o el entrenador Calixto (gran conjunto de clichés de los años 80, su pantaloneta corta era un poema a todo lo kitsch de esta vida) ya no estén. Todos ellos llegaron al corazón de los televidentes.

Santiago Alarcón es un gran actor

Quizás el mejor de su generación. Pasó de interpretar a una gran figura nacional como Jaime Garzón a otra vez encarnar al punk que tiene que ver desafiados sus conceptos de masculinidad a cada rato por sus amigos, su hijo y su interés amoroso. Y el personaje va evolucionando, poco a poco, así sea a trancas y mochas. Y eso es lo divertido de verlo.

Si creen que es de «mal gusto»es porque no conocen Colombia

No falta en que esté en Twitter en este momento criticando a los que adoraron la serie simplemente porque miraron «Game of Thrones» o porque están enganchados a series con más resonancia internacional. Eso es esnobista.

Cuando la serie salió en su primera temporada en 2011, tuvo gran impacto en niños y adultos porque aunque todo es muy caricaturesco, tenía elementos de su universo propios de muchas personas en varios barrios de las ciudades colombianas donde no todos pueden ponerse a tomar cócteles en su bar elegante en happy hour o irse a un café a jugar bridge con las amigas.

El punto es que si logró tanto éxito fue por eso: porque mostró (claro, no al nivel de «Don Chinche», por ejemplo) que hay elementos de las clases sociales mayoritarias del país que adaptaron muy bien.

Ver «Game of Thrones» no te hace más listo

Es como todo: una serie o un género musical no hace a nadie automáticamente más inteligente. Ver esta serie no hará que argumentes mejor, que puedas ser un versado en política colombiana o que incrementes tu IQ. La gente se ríe con lo que quiere. Y si «El man es Germán» les hace felices, pues venga.

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