Chile

Apps de delivery: ¿Sientes un deseo irresistible de pedir comida cada vez que te llega un crédito? ¡Esto te interesa!

Un estudio de Bare International muestra que el reparto a domicilio se ha masificado de manera exponencial. Los consumidores invierten más, valoran el tiempo libre y están cambiando sus hábitos alimenticios. Conoce el real impacto en nuestra salud.

¿Cocinar o no cocinar? ¿Salir a comprar o pedir a domicilio? Si bien hace una década la respuesta siempre era cocinar, hoy el costo no varía tanto entre las alternativas, de esa forma, la economía no se ve tan alterada y la valorización del tiempo libre es mucho mayor.

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Así lo muestra el estudio de la empresa Bare International (www.bareinternational.cl), realizado para Nueva Mujer, que señala que el 63% de los chilenos reconoce utilizar aplicaciones de reparto de comida, ya sea como una recompensa personal o momento de dispersión; de manera esporádica (57,9%) o como una alternativa frecuente, pues se le entrega un mayor valor al hecho de desprenderse de las labores domésticas y disponer de más tiempo libre (42,1%).

La encuesta entrega otros datos interesantes: el 39% de las personas utiliza tan sólo una aplicación para realizar sus pedidos, mientras que el 32% y 29%, dos o tres, respectivamente.

Descuentos irresistibles

Actualmente, Uber Eats es la aplicación más utilizada, ya que posee un convenio con una casa comercial local, además de variados medios de pago. En el caso de Rappi, las personas tienden a utilizarla de manera más esporádica, por lo mismo, se desarrolló un plan de recarga de créditos, para motivar a sus usuarios a realizar compras a través de ella.

Así lo confirma Paula Maturana, una joven empresaria, quien privilegia el tiempo libre para compartirlo con su pequeño hijo, más que para cocinar para ambos. Cuenta que piden comida dos o tres veces a la semana y que aprovechan los descuentos.

“Siempre pido comida a domicilio, por falta de tiempo y porque me da flojera salir a comprar. A esto se suma que el costo es muy bajo, incluso, en comparación con cocinar para dos. Soy mamá soltera y el tiempo que me toma preparar para mí y mi hijo, en comparación con el costo de pedir, es mejor comprar. Si cocino, gasto gas, debo lavar los platos, además de ir a comprar. Y por Rappi me mandan mucha plata, me dicen ‘tienes cinco lucas, ocho lucas’ y te descuentan del total del pedido. A veces estoy pensando en cocinar y me aparecen las promociones”.

Sobre cómo afecta su dieta, asegura que optan por mucha comida peruana e italiana y trata de que sean lo más saludables posible. “Nos gusta el ceviche, el arroz con pollo. A veces pedimos pizza, pero es menos común, y practicamos mucho deporte”.

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¿Las apps tienen la culpa?

Existen tres principales actores en el mercado: Pedidos ya, quien es pionera en el rubro, con presencia local desde el 2010 con su plataforma web, y desde 2012 con su aplicación móvil. Mientras que Uber Eats y Rappi, sus principales competidores, llegaron al país en 2018 (junio y mayo, respectivamente), y ambas mostraron un crecimiento explosivo.

El estudio de Bare International se centró en esas tres aplicaciones, su utilización y la forma en que han afectado los hábitos alimenticios de los chilenos. Respecto a este último tiempo, sólo el 7% dice que lo han ayudado a mantener un estilo de vida más saludable. Respecto de quienes compran comida chatarra, el 35% lo hace con una frecuencia de una vez al mes.

De aquellos chilenos que no han cambiado sus hábitos alimenticios, el 58% continúa tratando de alternar sus comidas entre opciones saludables y opciones de comida rápida; sólo un 10,5% sigue solicitando comida chatarra.

Una versión que confirma la empresa Uber Eats: la mayor demanda se registra los sábados y domingos, y las comidas que más piden son hamburguesas, sushi, pizzas y sándwiches, con un gran aumento los fines de semana. Sin embargo, destacan que “se ve una tendencia a lo saludable, la cual se busca más que la comida rápida dentro de la app”.

Una opinión totalmente distinta manifiesta Paolo Castro, nutricionista y director de la carrera de Nutrición de la Universidad Central, quien señala que, durante los últimos años, la Cámara de Comercio de Santiago ha mostrado que la cantidad de locales de fast food aumenta, por lo que hay consumidores dispuestos a su compra.

“Esto se refleja consecuentemente a que, además, los niveles de obesidad de este país son más altos y en todos los estratos socioeconómicos han ido aumentando. Al evaluar además el impacto económico –que va en 600 millones de dólares y las más de cien mil muertes asociadas a la obesidad desde el 2008– sí podríamos pensar que esta opción de consumo puede comenzar a aumentar las enfermedades asociadas a la obesidad, como diabetes, hipertensión o, incluso, propiciar algún tipo de cáncer”.

Patricia Hidalgo tiene 23 años, es estudiante y vive en Santiago Centro, donde comparte departamento con una amiga. Dice que para ella, es la manera más rápida y la más utilizada a la hora de comer y reconoce que sólo este invierno ha subido cerca de tres kilos, por la comodidad y la tentación de estas aplicaciones.

“Siempre hay descuentos y, si bien está la opción saludable, tienes la posibilidad de comprar una hamburguesa muy grande, con muchas papas y bebida incluida. Además, vienes con hambre de la universidad, uno no lo piensa mucho. En mi caso, han sido fatales, pero también mantengo una vida sedentaria. Pero claro, si no estuvieran las ofertas o regalos, quizá no pediría tanto. Son como una perdición para mí, pero me solucionan la vida y no sé si dejaré de utilizarlas”.

¿Será que efectivamente nublan la razón? Lo cierto es que las alternativas son variadas y, si los estudios son acertados, podría transformarse en una solución para quienes desean comer más saludable, pero no lo quieren cocinar. Ahora depende de nosotros hacer el clic en nuestro próximo pedido.

Netflix + comida

El nutricionista Paolo Castro explica que la tecnología, el mundo rápido y el consumo, así como los consumidores, están sufriendo una revolución y están cambiando sus rutinas.

“Sea la aplicación que sea, simplemente, es el hecho de que adquirir cualquier tipo de producto comestible. Es más fácil y, por lo tanto, lo más probable es que vayamos a adquirirlo desde el deseo, más que desde si nos está haciendo bien o mal a la salud. La oferta, desde lo nutricional, regularmente no es saludable y, por otro lado, no cumplen siempre con la regulación de la cadena de frío, como podría ser un sushi. Entonces, existen aspectos que no estamos abordando desde la legalidad existente”.

El especialista también nos hace ver el impacto de la combinación de Netflix y aplicaciones de comida. Señala que el estado de alimentación desde la necesidad de ocio, es lo que el consumidor busca y hoy se le está entregando fácilmente. “El consumidor busca evadirse de la realidad. Cuando la realidad es estresante, muchas horas de trabajo, evidentemente, evadirse de esa realidad es estar descansando, consumir aquello que da placer. Estamos sacrificando la necesidad real de poder vivir mejor, por la necesidad inmediata de sentirnos un poco mejor”.

Beneficios para pymes

Siempre existen dos caras de la moneda, y mientras unos las ven como enemigas, lo cierto es que las apps de comidas resultan muy beneficiosas para quienes están recién comenzando sus emprendimientos.

Max Zanetti, fundador de Hojaldes Zanetti, un pequeño local de medialunas, ubicado en Bucarest 87, en Providencia, nos cuenta que a poco tiempo de abrir, contrató a una de las empresas que ofrecen el servicio de llevar comida a domicilio. “Simplemente nos cambió el rumbo del negocio, pues pasamos a vender entre un 40 y un 50 por ciento más, en sólo el primer mes de utilizar la aplicación. Nos encontramos en un sector de oficinas, donde la gente no siempre sale a comprar y, para ellos, es mucho más fácil pedir para que les lleven lo que necesitan. Ahora, incluso, nos piden en mayor cantidad para reuniones. Me parece que esta opción es un empuje importante para los emprendedores”.

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