Con más de 180 funciones y 120 mil espectadores desde 2013, llega a Chile la exitosa comedia musical argentina Y un día Nico se fue, una puesta en escena con música en vivo y más de diez actores y actrices locales que cuentan una historia sobre las desventuras de establecer una relación romántica entre dos hombres, pero que bien podría ser lo que le ha pasado a cualquiera.
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Un día que parecía común y corriente, Nico (Hernán Contreras) deja a Osvaldo (Santiago Tupper) y éste intenta descubrir por qué y cómo pasó, transportando a la audiencia a diferentes etapas de la historia de un romance y la tristeza de la separación. Los actores, reconocidos por sus papeles en teleseries como Verdades Ocultas o Pacto de Sangre, se prepararon durante meses para encarnar un suceso que permite apreciar la construcción del amor y el desamor, más allá de lo conservador y convencional.
Para Santiago no es su primer musical. Hace un año formó parte de 1995, el año en que todos nos volvimos un poco locos, pero para Hernán es la primera vez que se enfrenta a este tipo de desafío que implica combinar el canto, el baile y la interpretación en las tablas.

Sobre el guión que conduce el espectáculo, Hernán se apresura a asegurar que en la narración hay espacio para que todas y todos se puedan identificar: “Al terminar la obra se me acercan tanto hombres como mujeres y me cuentan que se sienten identificados o identificadas con Osvaldo, o me dicen ‘yo fui Osvaldo, yo tuve un Nico’”, cuenta.
Pese a que se conocían, la pareja de actores no había trabajado en conjunto, y ambos sienten que tuvieron una experiencia interesante. “Es primera vez que nos encontramos en el escenario. Antes sólo nos veíamos en sets de televisión, muy a la pasada, pero también habíamos jugado fútbol juntos. Tenemos estilos parecidos de trabajo, de personalidad y hemos congeniado bastante bien”, dice Santiago.
¿Cómo ha sido la experiencia de preparar este musical y combinar la actuación, el canto y el baile?
Hernán: Nunca había hecho un musical y lo tomé como un desafío. He aprendido mucho del elenco, porque, a diferencia de las teleseries, acá se necesita otro tipo de interpretación en las canciones, en las coreografías y es un mundo que se está dando a conocer de a poco en Chile. Tuvimos una muy buena preparación para la voz y así enfrentamos los coros y canciones.
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Santiago: Había hecho un musical antes y descubrí que me gustaban mucho el canto y el baile. Incluso, después de eso lo seguí desarrollando, me metí a una escuela de danza urbana cargada al hip hop y seguí con clases de canto con una coach personal. Me gusta mucho el canto como herramienta de expresión, usar la voz es súper heavy.
¿Qué es para ustedes lo más llamativo de la obra?
H: Para mí, el espectáculo mismo es una experiencia: somos once actores y actrices en escena, más cinco músicos y está la coordinación de contar una historia todos juntos, cantar en vivo. Es un show interdisciplinario que ayuda a contar una historia de amor de manera entretenida y la gente que ha ido a ver la obra lo ha pasado súper bien, porque las canciones están súper buenas también.
S: Se adaptaron algunos modismos argentinos de las canciones para traer la obra a Chile. Para cada función, hay un invitado especial, como el actor Koke Santa Ana, por ejemplo, y está pensado que vayan desde actores hasta políticos. Otra cosa entretenida es que se pueden comprar entradas para unas butacas que están arriba del escenario, pero no tengan miedo, no los vamos a hacer actuar ni nada (ríe).

¿Les parece que la obra aporta a quitar el velo de la discriminación que persiste en nuestra sociedad?
H: Esta historia va hacer reflexionar a la gente, porque demuestra que el amor es transversal, que no importa el género, ni la forma y, por lo mismo, es un aporte para todas las discusiones que se están abriendo. Además, todos y todas hemos sufrido por amor y eso es lo que tiene esta obra. Sería bueno que, quienes todavía tienen resquemores, puedan ir a verla. Por ejemplo, una mamá que tiene un hijo gay o una hija lesbiana, y que todavía no sabe cómo manejarlo. Aquí se va a dar cuenta de que es fácil, no es un tema mayor.
S: Traer la obra a Chile tiene que ver con el contexto de lo que está pasando con respecto a temas de género y diversidad sexual. Al enfocarse en la historia de amor permite crear un escenario o una disposición para quienes tienen una mirada más conservadora de cómo es el amor, de esta forma, permite sensibilizar, mostrar hechos concretos y cuestionarse por qué algunas personas tienen que verse limitadas en su manera de amar y otras no.
Considerando el amor y el desamor que propone el guión, ¿se valieron de experiencias personales para interpretar a los personajes?
H: Sí. Desde dirección te enseñan a interpretar las canciones y yo, personalmente, intento buscar a alguien a quien dirigir esos sentimientos, porque he vivido el desamor, a mí me han dejado, no me es ajeno (ríe). Entonces, creo que pensar lo personal sirve para lograr la técnica, encontrar las notas para cantar y, si es necesario, buscar en los recuerdos la imagen de alguna persona real.
S: A mí nunca me resultó mucho recurrir a mi propia historia o a la memoria emotiva para interpretar personajes. A algunos les sirve, pero, en general, hago los personajes en el momento como imaginándome o tratando de vivir la situación. De repente, me agarro de lo que está en el imaginario colectivo, en la historia del mundo, en películas, libros, teatro, obras de arte. En mi caso, más que pensar en una persona real, he tomado en cuenta el propio guión y ha ido saliendo de forma media espontánea en los ensayos.
En este sentido, ¿creen que queda expuesto en la obra el viejo estereotipo de que los hombres no sufren por amor?
S: No se toca directamente, pero se podría hacer una reflexión y decir “oye, en realidad los hombres también somos sensibles”. Entre los personajes de esta pareja, Osvaldo es mayor que Nico. Osvaldo es más clásico, por decirlo así, y Nico viene con una mentalidad distinta de cómo vivir su homosexualidad. Por otro lado, se plantea cómo repercute el apoyo familiar que pueda tener un hombre homosexual, porque, sin spoilers, la familia de uno de los dos personajes genera mucho rechazo y esto tiene una incidencia en el comportamiento del personaje y se muestra cómo para él es más difícil asumir su homosexualidad que para su compañero.
H: El tema de la sensibilidad masculina no es la bandera de la obra, pero sí lo que decía antes acerca de que el amor es transversal a la orientación sexual y al género. Al terminar la obra, se me acercan tanto hombres como mujeres y me cuentan que se sienten identificados o identificadas con Osvaldo, o me dicen “yo fui Osvaldo, yo tuve un Nico”. Más que un tema de gustos en la cama, el verdadero problema aquí es el amor y eso es universal.

Amor y redes sociales
¿Les parece que ha cambiado la forma en que se gestan las relaciones amorosas?
H: Lo instantáneo de las redes sociales está haciendo un poco más difíciles las relaciones, porque ahora hay muchos estímulos. Antes para conocer a alguien tenías que salir a algún lugar, que se diera una conversación y que algo pasara, pero ahora es mucho más rápido y directo. Eso, a su vez, complejiza que se concrete algo más sólido o un compromiso a largo plazo.
S: Tinder o Happn me parecen como una forma para que la gente encuentre el amor o algo casual y está todo bien, son herramientas. Si uno se enamora o no es otro tema. Las relaciones han cambiado bastante, ahora todo puede ser, antes había ciertos “pasos a seguir” y se iban cumpliendo como parte de la vida; hoy existe desde el poliamor hasta la gente que todavía se quiere casar. También pienso que las redes sociales son un factor que antes no existía, antes las parejas no lidiaban con eso.
¿Creen que las personas elaboramos estrategias para gustarles a otros? ¿Hay poca naturalidad?
H: Creo que en redes sociales también pasa que se segmenta todo y se van generando puntos de encuentro. De repente es difícil si te gusta alguien y no eres parte de ese grupo. Pienso que las personas sí usan estrategias, desde cuánto editan las fotos y cómo se muestran en redes sociales para definir su perfil. Es poco natural.
S: A mí tampoco me parece tan natural, porque en las redes sociales vemos imágenes solamente y hay parejas que se muestran súper felices, pero, muchas veces, sólo están intentando reafirmarse y están pésimo.
¿Ha cambiado la forma en que nos relacionamos sentimentalmente? ¿Qué esperan de la vida en pareja o de la institución del matrimonio?
H: Estamos en una transición de lo que eran nuestros papás o abuelos, pero hoy está más difícil encontrar el amor. Es bueno que se rompa ese paradigma, o esa presión de que una pareja es para toda la vida. Según esa creencia antigua, no importa si hay dolor, hay que mantener la relación, pero ¿qué sacamos con ese anhelo de mantener una relación a toda costa?
S: Estoy en un stand-by al respecto. En algún minuto, para esta misma revista, dije algo de lo que no me arrepiento, porque justo me había casado y, aunque sigo pensando que el matrimonio le da un peso a una relación, no creo que asegure su éxito. Uno pasa por momentos en los que necesitas sentarte a pensar qué quieres, qué tipo de relación quieres, si quieres hijos, y me parece que, cada vez más, estamos tendiendo a buscar ese espacio. Algunas personas tienen claro que quieren ser monógamas, por ejemplo, otras no, y pienso que para estar en una relación tienes que coincidir en cosas súper básicas, pero teniendo ese proyecto puede cambiar en cualquier momento.