Chile

Navidad lejos de la familia: inmigrantes nos cuentan sus testimonios

Como en las calles de nuestro país vemos rostros de muchas nacionalidades, quisimos conocer cómo algunos celebran, si mantienen tradiciones propias, qué extrañan, y cómo pasan esta fecha tan familiar lejos de casa. Estas son 3 historias de extranjeras, y su Navidad en Chile.

(Mark Renders/Getty Images)

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San Nicolás en Bélgica

Grace Grion es belga, tiene 35 años, está casada y es profesora de inglés. Hace más de 8 años que dejó su país y la Navidad con nieve y frío de Europa. “Para mí es celebrar en familia, con los más cercanos. Como allá es pleno invierno, es muy frío en las calles. Lo que acostumbramos a hacer allá en estas fechas es visitar los mercados de Navidad para tomar un Glühwein (similar al vino navegado). Es un tiempo donde las casas se calientan con el calor acogedor de la leña, las tiendas desde octubre se llenan con decoración navideña, el frío exterior te hace recordar lo feliz que uno es, y que no debemos olvidar que hay gente que no tiene hogar y duerme bajo cero. Navidad es adornar el arbolito, poner luces en la fachada de la casa e intentar tener una decoración más linda que la del vecino. En mi casa siempre hicimos una cena rica con una plancha eléctrica en la mesa, donde cada uno prepara su carne y verduras, así nadie tiene que estar sacrificando su día cocinando.

En Bélgica el 6 de diciembre es más importante que la Navidad; es el día de San Nicolás, y los niños creen que este viejito con su asistente y caballo caminan en los techos y lanzan regalos, sólo para los niños, por la chimenea… De hecho el Santa Claus que conocemos nació de esta costumbre, que también se celebra en Alemania, Austria y Holanda. Nuestros niños no creen en Santa Claus, y no visitamos al Viejito Pascuero en un mall.

Hace más de 8 años que no celebro Navidad con mi familia en Bélgica; los pasajes son muy caros en estas fechas, así es que de verdad extraño mucho… Celebrar aquí con calor y sin mi propia familia más cercana no es lo mismo, para nada. Sin embargo, este año será la primera vez con nuestro bebé (su hijo Patrick tiene 9 meses), entonces estoy emocionada de celebrar con nuestro nuevo integrante”.

La alegría colombiana

Rita Correa es colombiana, trabaja como anfitriona en un restaurante de la zona oriente, tiene 28 años, y lleva 1 año y medio viviendo en Chile. Llegó por amor, para concretar una relación que nació por Internet que no funcionó, pero igual decidió quedarse. Ahora está en pareja hace 4 meses. Esta es la segunda Navidad que no estará con su familia, su madre, su hermana y su sobrina, de 5 años.

“Para mí es la peor fecha del año, pero no sólo por estar lejos de mi país, mi familia y mis amigos… Mi papá falleció hace 6 años un par de días antes de Navidad, y eso me marcó mucho, es un período de mucha tristeza y nostalgia… De hecho creo que fue el motivo para salir de Colombia. Luego de su muerte seguimos celebrando en familia, armando el arbolito y con adornos en la casa, cenando juntos en familia, pero no fue lo mismo. Yo era su regalona y él era muy divertido, entonces las Navidades eran de mucha risa, de jugar,  bailar, estar juntos y pasarlo bien. No le gustaba comprar muchos regalos y nos incentivaba a cocinar galletas y a hacer la decorción con nuestras propias manos. Cada uno de nosotros recibía solo un regalo especial… ¡Y las tarjetas! Escribíamos tarjetas a cada uno y las leíamos la noche de Navidad, después de cenar. Eso lo seguimos haciendo hasta hoy. Yo les envío tarjetas, y ellos a mí. Hablamos por Skype y todo eso, pero siento mucha nostalgia”.

Rita nos cuenta de una tradición previa a la Navidad que es muy importante en Colombia. “Es el Día de las Velitas, que se celebra el 7 de diciembre y que marca el inicio de la temporada de vacaciones. Familias, amigos y vecinos encienden velas en las zonas públicas y barrios en honor a la Virgen María y la Inmaculada Concepción, que se celebra el 8 de diciembre. Pasaré esta fecha con mi novio y su familia, que me quieren mucho, algo súper importante para mí, pero también estoy muy nerviosa porque será mi primera Navidad con ellos”.

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venezuela (Paula Bronstein/Getty Images)

Con arepas

María es venezolana, tiene 26 años y trabaja en telemarketing y en una peluquería de Providencia. Lleva sólo 7 meses en el país, se vino 5 meses después que su novio, cuando él ya se había establecido con un trabajo y una habitación en una casa que compartía con otros venezolanos, en Quilicura. Estudió Comunicación Social, pero la difícil situación del país la tenía sin trabajo estable, y con una hija de 3 años todo se hacía aún más difícil. Está ahorrando casi todo lo que gana, porque su hija y su mamá llegarán a vivir a Chile en unos meses. Eso la tiene emocionada, y aunque sufre porque en Navidad no estará con ellas por primera vez, sabe que pronto llegarán. “La verdad es que trato de no pensar mucho en celebraciones y Navidad… Lo más importante es que estoy con trabajo, puedo salir normalmente y comprar los alimentos que necesito; ustedes no saben lo que es no tener harina o pasta de dientes, es muy duro. El trabajo me hace bien porque así no estoy tan triste, corro todo el día y el domingo es el único que tengo libre.

Por supuesto que la Navidad será una fecha muy difícil. Nos reuniremos con amigos venezolanos y cocinaremos nuestras tradicionales arepas. Armaremos un arbolito pero no habrá regalos; ese dinero lo juntamos para traer a nuestras familias o para enviarles cosas. Agradezco estar acá. Me encantaría estar en Venezuela, pero no en el país que es hoy.

Tenemos una celebración en las calles para dar la bienvenida a las vacaciones; muchos patinan en las plazas o en calles cerradas en las fiestas, conocidas como ‘patinatas’. Esta tradición se popularizó hace muchos años, y aunque hoy no es tan habitual, todavía hay familias que la siguen practicando”.

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