Chile

El modelo educativo de esta chilena ha tenido gran éxito en niños del sur

Es directora de una escuela rural donde más del 80% de los alumnos tiene raíces mapuches. Pese a la lejanía, el 2014 sacaron el segundo lugar nacional en el SIMCE de 2° básico. ¿Cómo? Instauró el respeto por la diversidad cultural como sello de la comunidad escolar, y la biblioteca como centro de aprendizaje. Por eso es una de las ganadoras del premio Mujer impacta 2016.

Sobreviviente de las circunstancias de la vida y fiel creyente de las oportunidades. Así se puede definir la historia de Elizabeth (45), quien recién nacida pasó sus primeros 15 días de vida en una leñera, casi sin cuidados, hasta que una familia la adoptó y la sumó a sus 7 hijos, criándose como una más de los Manosalva Huenumán.

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Es una mujer de convicciones, de sonrisa constante. Muy temprano se dio cuenta de la importancia de conocer el mundo a través de las letras, y hasta hoy es amante de la lectura y profesora apasionada.

Desde el 2013 Elizabeth es la directora de la Escuela Rural Pullinque, a cargo de 120 alumnos desde 1º hasta 8° Básico. ¿Por qué quisimos premiarla como Mujer Impacta?

Porque desde su rol ha trabajado la interculturalidad para que los estudiantes –en su mayoría de ascendencia mapuche– valoren sus raíces y tradiciones a través de la recuperación y conservación de los conocimientos de su pueblo originario. «Muchos se avergonzaban de su cultura, no les gustaba decir su apellido. Eso lo hemos cambiado». La columna vertebral de la escuela es la biblioteca, desde donde se relacionan las distintas asignaturas y se desarrolla el gusto por la lectura.

¿Cuál es la clave de una buena educación?
Articular las asignaturas para facilitar el aprendizaje y hacerlo más efectivo. En nuestra escuela, por ejemplo, si el profesor de lenguaje está enseñando el afiche como canal de comunicación, el profesor de matemáticas le pide a los alumnos promocionar una oferta a través del afiche; y todo el aprendizaje se realiza en torno a nuestro centro lector. También se debe considerar que cada escuela es distinta, con niños que pertenecen a contextos diferentes, con una identidad cultural propia. Esa es la única forma de lograr la vinculación con las familias.

El modelo de tu escuela en Pullinque, ¿es replicable en otras?
Sí, totalmente. Nosotros pertenecemos a la comuna de Panguipulli, pero si conseguimos excelencia académica, ¿por qué no se va a poder hacer lo mismo en una escuela grande? Hay comunas que han creado planes maravillosos de educación, muy organizados, con buenos resultados. Debería valorarse lo que hace cada región.

¿Sirven las jornadas escolares largas y las tareas?
La jornada escolar completa tiene como objetivo lograr mayor equidad en la educación, atendiendo a la población de alto riesgo social. Sin embargo, más tiempo no significa mejores resultados. En relación a las tareas, el problema es el exceso, porque si los 10 profesores mandan tareas y los alumnos se tienen que quedar hasta las 8 de la noche terminándolas, es desproporcionado. En realidad, sólo se deberían utilizar para crear hábitos de estudio, y hay escuelas donde toda la materia se trabaja en el establecimiento. Tampoco se puede mantener la atención de un niño sentado por tantas horas, por eso es fundamental el trabajo colaborativo, que ellos sean los protagonistas, porque así se logra un aprendizaje significativo para la vida. En el mundo del trabajo, son ellos los que tienen que desarrollarse, que expresarse, dar su opinión, debatir…

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¿Qué opinas de las reformas que se están discutiendo?
Es necesario reducir la segregación y contar con un país más integrado social y culturalmente. Creo que está bien que se fortalezca la educación pública, así como también siempre es bueno que haya competencia. En cuanto a la educación gratuita, opino que debe ser para quienes la necesitan y la merecen; hay muchos jóvenes que tienen la ilusión de estudiar y hay otros que no tienen ni ganas. Ahora, no estoy de acuerdo en politizar la educación… Cuando se le pone un sello político, la educación es la que pierde.

¿Qué has aprendido de la cultura mapuche?
La gente mapuche es inmensamente respetuosa, cariñosa, muy aferrada a sus tradiciones, transmiten a sus hijos el lenguaje, la cultura… Se sientan alrededor de un fogón porque ese acto significa muchas cosas: encuentro, cariño, calor, se sienten acogidos y lo hacen a diario. Lo que nos falta a nosotros es conocerlos, respetarlos y valorarlos.

El esfuerzo
Enfermiza desde pequeña, nunca supo que tenía lupus hasta el 2005, cuando le diagnosticaron esta enfermedad autoinmune que produce malestar y fatiga constantes. En ese entonces trabajaba como asistente de párvulos en una escuela de Coñaripe y estudiaba los sábados en Temuco. Pero el lupus no fue impedimento para tener tres hijos con «el hombre de su vida», Rigoberto, a quien conoció como primo de la familia que la adoptó. «Me enamoré de sus ojos tristes. Ahora tiene una sonrisa que le brilla todos los días. Tal vez Dios me puso en esa familia para encontrarme con él».

¿Hay una desmotivación generalizada en los profesores?
Lo que pasa es que no tienen tiempo para la familia, lo digo por experiencia propia. Hay que llevarse trabajo para la casa, revisar las pruebas, planificar las clases, y eso es desgastante. Cuando uno ama su profesión, trata de hacerlo lo mejor posible, y muchas veces no queda tiempo para ayudar a los propios hijos… Casa de herrero, cuchillo de palo.

¿Cómo fue el proceso de conocer tu historia?
Desde un principio supe que era hija adoptiva, mi mamá siempre me lo dijo y me inculcó que tenía que perdonar a mi madre biológica, que no debía sentir rencor porque me había dado la vida, como haya sido. Era una mujer muy sabia.

¿De dónde viene tu pasión por la lectura?
Mi madre era analfabeta, y lo único que quería era aprender a leer. Le leía cuentos, pero no pudo aprender. Vi su felicidad cuando pudo escribir su nombre por primera vez. Por eso he trabajado toda mi vida con niños de 6 años, despertando su creatividad a través de las letras.

¿Con qué personaje literario te identificas?
Con Gabriela Mistral, porque además del talento que tiene, es profesora rural, tuvo la pasión para escribir lo que le pasaba, fue una mujer que ha trascendido en el tiempo.

Educación rural en Chile

* En Chile hay 3.654 escuelas rurales, que equivalen al 30% de los establecimientos que existen en Chile.
* El 63% de ellas tienen 50 estudiantes o menos.
* 43 escuelas rurales tienen sólo 1 alumno matriculado.
* Hay 26.285 profesores trabajando en educación rural (un 12% del total); de ellos, 853 dirigen escuelas unidocentes.
* El 76% se desempeña en escuelas públicas.

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