Chile

Mario Horton habla del gran amor de su vida, su hija Milagros

Horton non stop es otro buen título, porque no para. Acaba de estrenar en cines “La vida sexual de las Plantas”, fue fichado por el área dramática de Mega, ensaya dos montajes teatrales, y además postula el cortometraje que dirigió a festivales internacionales. Mientras, se confiesa totalmente enamorado de Milagros…, su hija.

Por Jessica Celis Aburto
Fotos Gonzalo Muñoz Farías.

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Lo vemos llegar con una espesa barba y cuesta reconocer a Mario Horton (34); después nos cuenta que es parte del look que le exige su personaje de «Bala loca», serie que graba para Chilevisión y uno de sus tantos proyectos 2016. Otro fue el estreno del drama erótico «La vida sexual de las plantas», dirigido por Sebastián Brahm y donde comparte el rol protagónico con Francisca Lewin. «Es una película con un contenido erótico importante. El personaje de Francisca es una paisajista que, entre otras cosas, ‘propaga’ plantas en casas y ese proceso de propagación es muy parecido a los procesos sexuales. También tiene que ver con el deseo de ser madre de ella y la selección natural que las especies hacen al momento de reproducirse: la hembra elige al mejor semental para tener a los hijos más fuertes y sanos, y eso también incluye a las flores. El título poetisa con eso y su deseo de ser madre, porque su reloj biológico suena fuerte. Su gran problema es que cuando el amor de su vida sufre un accidente le cambia la personalidad, y ella empieza a cuestionarse si es el indicado o no. En esa duda se debate durante todo el largometraje, abriendo la bisagra hacer su vida con otro hombre», dice respecto al título del filme.

Se rodó de una forma particular, aunque no inédita: se apeló al recurso del paso del tiempo real, filmando durante un año en módulos de grabaciones de alrededor de una semana. «Hubo un ejercicio de hacerse cargo del paso del tiempo. En el guión transcurren 2 años, pero rodar en ese tiempo era mucho, por lo que se hizo en 1, filmando en bloques de 6 u 8 días distribuidos durante el año. Una de las razones era de las necesidades fotográficas de la película, que viéramos el paso de las estaciones, por ejemplo. Y la otra era para ver la evolución del estado emotivo de los personajes. Como actores eso fue muy interesante, porque iban quedando ciertos sedimentos biográficos de los personajes que iban decantando entre segmento de rodaje. Y por otro lado fuimos adquiriendo una mochila distinta, más grande y robusta a medida que pasaba el tiempo», explica.

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Había un guión, pero no se lo pasaron a los actores. A ellos sólo le contaron la película con lujo de detalles y hubo muchos ensayos antes de filmarla, los cuales también fueron grabados para tener una biografía de los personajes. «Fue un proceso para compenetrarnos más como dupla, aunque con la Francisca ya habíamos trabajado, y eso nos dio un terreno ganado. A partir de eso llegábamos a filmar de acuerdo al plan de rodaje. Antes de filmar sólo nos decían que la escena que íbamos a grabar se trataba de tal cosa y que había que pasar por tales ‘lugares’. El lenguaje y todo lo que salía eran parte de una improvisación. La cámara corría una o media hora. El trabajo del montaje que tuvo Sebastián fue gigantesco».

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¿Qué es para ti el erotismo?
Un espacio muy importante pero vinculado a la compañía, al amor.

¿Siempre ligado el amor?
(Piensa) He tenido épocas de soltero con encuentros que no han sido ligados al amor, pero en general me vinculo más desde lo afectivo. Me parece que ese espacio es mejor vivirlo con una persona a la que tienes cariño y confianza, y con la que ojalá llegues con el tiempo a construir una relación de amor. En ese sentido el erotismo es importantísimo, porque a veces está y explota fuerte con la química, los deseos, obsesiones o perversiones. Y otras veces no está. Esas relaciones generalmente no perduran en el tiempo. Cuando el erotismo es lúdico, bello y cálido, uno se va quedando con esa persona.

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¿Qué te despierta el erotismo?
La risa, una buena conversación, el humor, y por supuesto el tacto, los olores. Esto último es animal y universal: a todos nos erotiza el encuentro del cuerpo del otro.

LA PASIÓN DE ACTUAR
Horton se ha fogueado en casi todos los frentes de su oficio. Desde el teatro, donde ha sido parte de obras como «Río abajo», «Cinema Utoppia» o «Tus deseos en fragmentos»; también en el cine, con «Marea baja», «Ni una caricia», «Pinochet Boys», y obviamente las teleseries, su gran trampolín mediático que tuvo su efervescencia como «Gabriel Díaz», el estudiante de Medicina de «Claudia» (Loreto Aravena) y miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez de la serie «Los 80».

Si uno observa tu carrera, tu trabajo, además de las teleseries, está muy ligado a las tablas y los proyectos en cine independiente. ¿Nunca te hizo ruido el formato televisivo?
Llegué al oficio cuando esas discusiones eran bastante avanzadas. Años atrás ese tema estaba más dividido en el gremio. Hoy la gran mayoría de los actores entendemos que vivir sólo del teatro, cine o arte en general, en Chile, es muy complejo y hay que buscar lugares donde tener un sueldo estable. Y si eso es actuando, ¡bienvenido sea! Las teleseries en Chile representan ese espacio. Hay proyectos muy interesantes en esta área que también te permiten crecer como actor. Me siento afortunado al respecto. He participado en proyectos que me han hecho crecer mucho. Por supuesto «Los 80» fue una plataforma muy importante y es una serie que atesoro muchísimo y a la que le agradezco mucho, pero también destaco otras con grandes facturas, elencos de lujo y estructura de guiones como «Peleles» y «Secretos en el jardín», las que hice en la época de Alberto «Tito» Gesswein como director del área dramática de Canal 13. Ese fue un camino que lamentablemente se detuvo pero iba avanzando hacia lugares muy interesantes. No nos avaló el rating, pero fueron teleseries de culto, así nos lo hizo ver también la gente que las vio.

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¿Por qué crees que has destacado en tantas áreas, en poco tiempo y sin parar?
Qué difícil saberlo. Sólo puedo decir que me apasiona mi trabajo, lo que hago. Soy muy obsesivo con mi oficio.

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EL PAPÁ
Hace 7 años la vida del actor cambió radicalmente con el nacimiento de Milagros, la hija que tuvo con la también actriz Natalia Aragonese. Aunque se separaron comparten su tuición, algo que para él es una fortuna. «Soy un privilegiado de poder compartir a mi hija todo este tiempo. Estoy enamorado de ella. Tenemos una relación muy estrecha, nos queremos y confiamos mucho el uno en el otro», dice.

¿Qué ha significado Milagros en tu vida?
Me cambió la vida por completo. Ante todo me enseñó a amar como no sabía que se podía. Aprendí que en el mundo hay una persona que es mucho más importante que yo, y eso se desprende en un montón de aprendizajes cotidianos. He aprendido a ser más generoso, más tolerante, más abierto, más fuerte, más honesto. He aprendido a ser papá.

¿Te costó asumir ese rol?
Sí, pero como le cuesta a cualquiera: el primer hijo es un movimiento tectónico importante, tienes que reestructurar tu vida por completo y para siempre. Empiezas a pensar a largo plazo. Antes me preocupaba por lo que haría el próximo semestre o el otro año. A ella me interesa cubrirle la mayor cantidad de necesidades que pueda y dejarla bien parada en el mundo para cuando yo no esté.

Las mujeres solemos tener una relación bien «seductora» con el papá. ¿Eres estricto o permisivo?
Le pongo límites que corresponden a una niña de esa edad. Me preocupo que maneje lo que es el respeto, el diálogo, el obedecer, cumplir con sus tareas y horarios, que respete a la gente de igual a igual. Me parece que la horizontalidad es un valor que hay que inculcarle a los niños.

¿Te ve en televisión?
Me ha visto casualmente, pero ver televisión juntos no es algo que hagamos, y yo tampoco veo tele. Ella ve sus monitos a ciertas horas del día, como todos los niños. Ahora, dado el bombardeo de imágenes que hay en la actualidad, ella sabe que su mamá y su papá trabajan en algo público, porque nos ha visto por aquí o por allá.

Eres muy cuidadoso de tu vida privada. ¿Cómo te manejas con la prensa que ha querido indagar más allá de lo que tu quieres?
Cuando eso empezó a pasar y yo era más chico me generó un conflicto, porque no me sentía cómodo, pero hoy en día lo asumo como un costo colateral de mi trabajo. Ya no me angustia ni preocupa tanto. La política que tengo, eso sí, es no salir a defenderme de nada porque siempre se dirán cosas de las personas que trabajan expuestas. No me interesa discutir y prefiero dejar que los rumores corran. Si me ponen un micrófono de improviso no me arranco, contesto lo justo y necesario, y listo.

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Varias mujeres cayeron rendidas por tu papel de «Gabriel». ¿Sentiste ese reconocimiento en la calle, por ejemplo?
Con esta barba no me reconoce nadie, así es que paso piola (risas). Pero en general toda la gente, no sólo las mujeres, son muy amables conmigo. Incluso cuando he tenido momentos mediáticos más efervescentes, nunca me he llevado un mal rato. Las mujeres se acercan, te dicen algo cariñoso o un piropo, piden una foto y sería todo.

¿Alguna que haya estirado la mano más de la cuenta?
(Risas) No, nunca. Creo que la gente es muy simpática con los actores.

¿Estás en pareja?

Voy a saltarme esa pregunta (risas).

PROYECTOS 2016
Además de estrenar «La vida sexual de las plantas», Mario Horton está terminando de grabar la serie «Bala loca» (CHV y Filmosonido), inspirada en el mundo del periodismo. «Somos un grupo de periodistas que tenemos una plataforma de internet independiente donde se denuncian colusiones, redes de narcotráfico y corrupción, etcétera. Son medios hackers y destapan cosas», cuenta.

Durante el segundo semestre será parte de la segunda teleserie nocturna de Mega –que aún no entra en etapa de rodaje– y estrenará dos montajes: el musical «Numancia» (4 de agosto en el GAM) y «Jardín», adaptación de la novela de Pablo Simonetti, bajo la dirección de Héctor Noguera.

Paralelamente postula a festivales internacionales «El hombre aficionado», el cortometraje que dirigió y que espera presentar idealmente en Chile en el Festival de Cine de Valdivia o el SANFIC.

¿A qué hora haces todo esto?
He tenido la suerte de que me han calzado los tiempos. Me senté a armar un puzzle con mucha responsabilidad para no tener que renunciar a nada.

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