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Hábitos que afectan tu bienestar y terminan convirtiéndote en una persona tóxica

Tu bienestar es lo más importante

A nadie le gusta pasar por disgustos, sufrimientos y dificultades; menos aún cuando este malestar es provocado por la forma en la que interpretamos nuestro entorno y a quienes nos rodean. Así como existen acciones que otros hacen para afectarnos directamente, existen ciertos pequeños hábitos en los que caemos sin darnos cuenta y que a la larga, terminan rompiendo nuestro propio equilibrio y sanidad mental.

Es muy agotador, ¿no? Es una especie de auto sabotaje que se convierte en un veneno que va llenando todo el cuerpo y te hace preguntarte si alguna vez te sentirás normal de nuevo. A veces dura un día, a veces, dos; a veces es un malestar de un mes o de años…

A veces es porque alguien rompió tu corazón y no quieres volver a mostrarte vulnerable y caer pero a veces es porque simplemente sientes que vas a estallar y que no tienes otra alternativa más que esperar a que los demás entiendan lo mal que la estás pasando y que necesitas de su comprensión.

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Sí, a veces tienes un cúmulo de emociones encontradas, donde te gustaría sentirte feliz porque tu mejor amigo encontró una novia que lo valora como pareja, pero en cambio no puedes evitar sentir pánico por la soledad o el abandono que te hace sentir ahora que su prioridad es otra.. Seguramente hiciste más de una escena de celos porque ya no eres su mejor amiga ni la primera a la que llama para ir al cine. Te sientes aún más horrible porque ¿qué clase de persona eres si ni siquiera puedes ser feliz por tu amigo?

Puede que no te hayas dado cuenta. Es posible que no lo hayas registrado. Pero en algún momento, alguien probablemente se esforzó demasiado para que una relación funcione contigo y tu negatividad y pesadez no lo permitieron. Estas cosas suceden, fácil y regularmente y a menudo sin que nos demos cuenta.

Antes que nada, debes recordar que eres humana y que es totalmente normal sentirte angustiada, perdida y confundida. Los celos, las lágrimas y hasta los pensamientos negativos son naturales hasta cierto punto pero aunque no estás mal por sentirte así, es importante que no lo hagas una constante, ni que dejes que esto afecte tu bienestar bajo ningún motivo.

Es momento de que te des cuenta de lo que no estás haciendo bien para que dejes ir las cosas y seguir adelante.

Victimismo. Echarle la culpa a otra persona de tus desgracias

El mundo no pretende conspirar contra ti para destruirte. Pensar que esto es así, provoca que los demás busquen alejarse de ti para evitar que les eches la culpa de todo. Todos tienen problemas y tirarte al piso esperando a que otros te levanten es una pérdida de tiempo. Todos tienen sus propios problemas y hacer eso sólo hará que se alejen de ti. Es rudo, pero el mundo es egoísta. Ir pensando que los demás son los que te hacen mal es lo que te hace terminar enojada con el mundo. No insistas en que es obligación de los demás solucionar tu vida. Cuando asumes una responsabilidad, entiendes que parte de esa experiencia pasa por cómo te enfrentas a esa situación. Recuerda que la primera que tiene la solución eres tú misma y que lo que no depende de ti, no podrás cambiarlo. Punto

Perfeccionismo y auto exigencia

A veces, nuestros malestares provienen de nuestras propias ambiciones. Cuando marcamos objetivos basados en la necesidad de alcanzar los más altos niveles de desempeño, terminamos convirtiendo los errores en una catástrofe universal, en vez de convertirlos en una catapulta. Cuando eres altamente exigente, no sólo vives ansiosa, sino también llena de frustración e impotencia. El perfeccionismo sólo te lleva a perder tu propia confianza, ya que te vuelves intolerante al error y adicta al auto sabotaje. Si eres de las que vive un nivel de auto exigencia extremo, debes aprender a controlar más tus impulsos y entender que siempre existen otras formas de llevar a cabo una tarea, que no todo se puede conseguir y que no está en ti solucionar los problemas del mundo. Aprende a disfrutar del proceso y de los resultados; incluso aprende a disfrutar del fracaso. Deja de presionarte y haz que las cosas fluyan de vez en cuando. Mejor busca una motivación que te empuje a perseguir objetivos que de verdad desees más allá de pensar que «debes hacerlo».

 Tomar las cosas demasiado personal

La vida es bastante dura como para tomar todo lo que sucede con las vísceras en vez de con la razón. Pero la naturaleza inevitable de nuestra experiencia humana es que sentiremos cosas, incluso cuando no lo deseemos. Incluso cuando nos hemos comprometido a ser fríos e insensibles ante el mundo, implica un gran esfuerzo no preocuparse por lo que los demás hacen y dicen y no tomarlo como algo directo. No tomar las cosas personalmente es difícil pero además de ser auto destructivo, el pensamiento negativo y de ataque constante también afetca tus relaciones. Las cosas que suceden no son un ataque directo a tu persona y esperar a que todos respondan por ti como tú lo harías por ellos, es la clave de la infelicidad. No te hagas conclusiones que no son.

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