El pasado sábado 2 de febrero, en el municipio de Cajeme, Sonora un tigre se avalanzó sobre su domador en pleno espectáculo y lo hirió tan gravemente que éste murió. El nombre del domador era Alexander Crispín Suárez y tenía tan sólo 35 años de edad. Un asistente al “Circo de los Hermanos Suárez” capturó en video el terrorífico espectáculo.
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Aquí hay un video del suceso, tengan discreción
Y claro, algún miembro del circo se encargó de sacrificar al tigre después de lo sucedido. En realidad es lo único que se va a hacer, nadie va a poner atención a que la vida de los circos para los animales es un martirio y que sus supuestos entrenadores los maltratan para que aprendan sus rutinas a la fuerza.
En México no acabamos de entender que los circos con animales no están bien. El año pasado vino de visita el circo Ringling Brothers. Yo me negué a asistir después de ver un escalofriante video sobre cómo entrenan a sus animales y los maltratan.
Un amigo tenía planes de ir, y le pedí que por favor no ayudara a esos circos donde usan animales, porque mientras la gente siga asistiendo, seguirán existiendo. Él me dijo la típica respuesta del apático: que dos personas no hacemos la diferencia y que ya había comprado el boleto.
No puedo evitar pensar en los casos de los entrenadores de orcas que han fallecido en los últimos años en Sea World. En términos evolutivos, una orca es como un lobo o un tigre en el agua, tiene instinto y disfruta de cazar. No es natural que haga una rutina. El año pasado visité el parque donde falleció la entrenadora. La orca que cometió el asesinato sigue viva, pero las medidas de seguridad para los entrenadores son mucho mayores.
Los entrenadores de Sea World ya no se encuentran en el agua con las orcas y todo es controlado por medio de compuertas que el personal se encarga de mover en la manera más sincronizada posible. Puede que el espectáculo no sea tan emotivo como era antes, pero el personal se encuentra seguro. Por la manera en que se regulan las cosas en nuestro vecino del norte, es altamente probable que de ocurrir otro accidente cierren estos parques.
No creo que las nuevas medidas de seguridad ayuden a que los animales puedan disfrutar su vida plenamente. Si no conocemos por completo el océano, cualquier tanque que nosotros podamos crear va a ser una copia muy burda de lo que podrían experimentar en la libertad.
El problema de cuando esto pasa en los circos, en especial los de México, es que la culpa va a caer sobre el animal, que por cierto ya fue sacrificado, y no el circo. No hubo tiempo de investigar si los animales estaban bien alimentados, si tenían suficiente espacio o si sufrían de maltrato por parte de su entrenador a diario. Es el tipo de cosas que no vemos, las telenovelas nos han entrenado muy bien para ver “bueno” y “malo”. Y como el tigre mató al entrenador, es el malo.
Los animales ya no son una parte indispensable de los circos. Hay muchos circos famosos que ya no usan animales y son igual o más entretenidos que los que si los tienen. Puedo mencionarles al menos tres de ellos. Y lo mejor: estos circos no llevan esclavos ni a seres en contra de su voluntad. Los intérpretes que están ahí quieren estarlo y dan su alma en el escenario. Los animales desconocen de ese goce y realización personal.
Pero seamos honestos, si la ley de protección de animales en el Distrito Federal tardó varios años y constantes protestas de grupos defensores de animales para concretarse, ¿Cuánto tiempo puede tardar una especial como lo es la de los circos?
Mi consejo es: si amas a los animales, no vayas a circos que los usen. Es lo que toda persona normal podemos hacer.
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