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El Agua: Gota a gota, un preciado recurso ¿Lo cuidas?

Evidentemente, son necesarios planes de cooperación internacional, estrategias de gobierno y programas a largo plazo que involucren a cada comunidad. Y en todo eso podemos participar…

¿Qué sabemos del agua? En general, conocemos que es el líquido vital, que está compuesto por 2 átomos de hidrógeno y 1 de oxígeno (H₂O), que es inodora, incolora e insípida.  También, que puede  estar en los océanos, mares, ríos, lagunas;  puede ser subterránea, estar congelada y en forma de gas en la atmósfera.  Igualmente, sabemos que gracias al ciclo del agua, ésta se recicla por todo el planeta y pasa por los distintos estados de la materia.

Pero hay un dato interesante, que no necesariamente conocemos y resulta de gran interés para todos, especialmente para entender la importancia de cuidar el recurso hídrico. Este dato es la proporción del agua en el mundo y la proporción de ésta que puede ser apta para el consumo humano. De acuerdo con publicaciones del PNUMA:

  1. El 70% de la superficie del planeta está compuesta por agua.

Pero…

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  1. De toda esa cantidad de agua, el 97% es agua salada.
  2. Por ende, sólo el 3% de toda el agua del mundo, es agua dulce

Entonces…

  1. Del agua dulce que hay en planeta, el 75% está inaccesible en forma de casquetes de hielo y glaciares situados en zonas polares.
  2. Sólo el 1% del agua dulce es aprovechable.
  3. Y sólo el 0,0001% del agua dulce se considera fácilmente accesible para uso humano.

¡Sólo el 0,0001%!
A todo esto debemos sumarle (o mas bien restarle) la tasa creciente de contaminación de aguas que nos afecta a todos. En América Latina la contaminación con fertilizantes y  plaguicidas, la deforestación, las aguas negras, la construcción de represas y sistemas de irrigación son las causas más comunes de afectación de la calidad del agua.

Debido a esto, y de acuerdo con la ONU, la OPS y la OMS, el uso de agua contaminada para beber y para bañarse, propaga las enfermedades infecciosas como el cólera, tifoidea y gastroenteritis. También explican que de las 37 enfermedades más comunes en América Latina, 21 están relacionadas con el agua. Y el 80% de las enfermedades gastrointestinales también se deben a la mala calidad del agua.

Luego de saber eso, reflexiono ante las acciones cotidianas que realizamos. Veo que nos envuelve la rutina y no nos detenemos a pensar y a actuar en función de la cuota de responsabilidad que tenemos ante este problema: el del agua como un recurso (a mi juicio) no renovable, que está disponible en un mínimo porcentaje y que, además, contaminamos la poca que tenemos.

¿Qué podemos hacer? Evidentemente, son necesarios planes de cooperación internacional, estrategias de gobierno y programas a largo plazo que involucren a cada comunidad. Y en todo eso podemos participar. No obstante, hay cosas más pequeñas y fáciles que podemos empezar a hacer ahora mismo:

  1. Evita botar el aceite usado por el lavaplatos o cualquier ducto de agua, que finalmente confluyen en algún río. Igualmente, con sustancias químicas, basura…
  1. 1 litro de aceite contamina 10.000 litros de agua.
  1. Cuida la cantidad de agua que usas, no es necesario mantener el grifo permanentemente abierto cuando nos bañamos, nos lavamos las manos, nos cepillamos los dientes, o cuando lavamos los platos.
  1. Si te duchas con el agua constantemente abierta, puedes estar desperdiciando 10 litros por minuto.
  1. Si lavas el auto en casa, es preferible que lo hagas con un tobo o cubeta y no con manguera.
  1. Lavar el auto con manguera puede implicar un gasto de 110 litros de agua.
  1. Verifica que los grifos no tengan botes de agua.
  1. El goteo de las llaves pueden desperdiciar 150 litros de agua, cada día.
  1. Al limpiar el patio o garaje, has uso de cepillos y herramientas que te ayuden a quitar el sucio, usando poca agua; y no con la manguera.
  1. El uso de la manguera abierta constantemente, puede botar 600  litros por hora.
  1. Riega las plantas a primera hora de la mañana (cuando aún no ha salido el sol) o al final de la tarde (cuando se está ocultando el sol) pues así se evita la evaporación del agua y por ende su mayor consumo.
  2. Cuando uses el agua para preparar alimentos, como remojar granos o lavar vegetales, en caso de que no tengan compuestos químicos, aprovéchalas para hidratar las plantas, de manera que se evita botar esa agua usada por el desagüe.
  3. Reúnete con tu comunidad, investiga y evalúa el sistema de drenaje y de disposición de aguas servidas. ¿Tienen medios de tratamiento y/o saneamiento?
  4. Exige a las empresas,  en conjunto con tu comunidad, que hagan el tratamiento necesario a los efluentes antes de disponerlos en los cursos de agua naturales.

Estas y otras acciones pueden ayudar en gran medida a que la poca agua que tenemos para consumo humano, se mantenga y no se agote.

A veces dicen que uno solo no hace la diferencia, pero si cada uno no nosotros ejercemos estas acciones, no será uno, sino muchos. Y si nos proponemos difundir esta información entre nuestros conocidos (haciendo una educación ambiental informal) serán todavía más.

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