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Chile: Fuertes críticas al uso excesivo de gases lacrimógenos

Estudios han demostrado los nocivos efectos de estos gases, aunque carabineros siguen utilizándolos ampliamente.

Más allá de si uno está a favor o en contra de las movilizaciones estudiantiles que han provocado caos en Santiago y otras ciudades chilenas, hay un problema ambiental al respecto. Por un lado, los manifestantes encienden barricadas en las que queman neumáticos. Se apoye o no la figura de la barricada, la quema de neumáticos en medio de la ciudad claramente aumentará la contaminación ambiental, es humo negro que se queda dando vueltas.

Pero por otro lado, y parece ser más grave ya que está justificado y financiado desde la autoridad central, las bombas lacrimógenas con las que actúan los carabineros para disolver las manifestaciones, han estado en diversas oportunidades puestas en tela de juicio. Durante las protestas de este año contra Hidroaysén, el gobierno decidió sacarlas de circulación hasta que estudios comprobaran que fueran inocuas. Pocos días después –dos-, carabineros volvió a usarlas, pero el estudio nunca se publicó.

El uso excesivo de estos gases ha sido criticado incluso en la prensa internacional. En una nota de elmundo.es de mayo de este año, se asegura que las bombas utilizadas en chile son fabricadas especialmente nuestro país, ya que sus componentes están prohibidos en la mayoría de los países del mundo. Algunos de esos países son Israel, y Estados Unidos, donde se fabrican las bombas usadas en Chile.

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La empresa que las fabrica se llama Combined Tactical Sistems, tiene sede en Pensilvania, y en si sitio web http://www.less-lethal.com/ puede verse una completa galería de los productos disponibles. Notable es el hecho de que se vanaglorian de sendas máquinas que disparan decenas de lacrimógenas a la vez, utilizadas por los Marines, en la invasión a Irak.

En Chile se han hecho estudios de estas bombas. El profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Andrei Tchernitchin,  tomó muestras de sangre a estudiantes que habían estado recientemente expuestos a los gases y los comparó con muestras de personas que no fueron expuestas. Encontró que los leucocitos eosinófilos estaban “desgranulándose” aceleradamente, lo que puede provocar una serie de alteraciones al organismo, por ejemlo, abortos espontáneos, daños en las funciones reproductivas, y daños irreversibles en la salud de los menores.

También algunos estudiantes le facilitaron al médico bombas que no habían explotado, con las que hizo experimentos en ratones. Halló que algunos tipos de glóbulos blancos de estos animales literalmente se reventaban al exponerse a los gases.

Actualmente la policía uniformada antidisturbios utiliza estas bombas con toda regularidad, apareciendo en prácticamente todas las manifestaciones que se realizan. Estudiantes del Instituto Nacional recogieron ayer 122 bombas dentro del colegio en toma. Alumnos de la Universidad de Chile contabilizaron más de 60 en el pequeño patio de la Casa Central en toma. Juntando esas con las de los alrededores, reunieron más de 370 bombas utilizadas y están exponiéndolas en el frontis de la Casa Central, en Alameda 1058.

El precio sugerido de venta al público de la empresa fabricante es de 49,50 dólares de cada unidad 5231 RIOT SMOKE TRIPLE-PHASER, de las más usadas en las manifestaciones de ayer (http://is.gd/9fGQgh). En el link se puede ver que al Estado de Florida se le hace un descuento por ser una agencia estatal, pero a ventas a Chile habría que sumar el precio de transporte, etcétera. Si cuestan 49,50 dólares, las 370 costarían 18.315 dólares, más de ocho millones y medio de pesos chilenos.

El respeto por la vida humana, y por su integridad física, está consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, así como el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación. Estas bombas claramente afectan tanto el organismo como la calidad del aire. Entonces me pregunto si no habrá otras formas más efectivas de “dispersar” a los grupos de manifestantes. O bajo qué criterios se utilizan estas granadas.

El día de ayer, durante la jornada de protestas, me acerqué al sector de plaza Italia acompañado de tres amigas. De pronto un carabinero se acercó y nos lanzó un granada a nuestros pies, a nosotros 4, lo que nos obligó a retirarnos rápidamente del lugar, impregnando también nuestra ropa, que todavía hoy “pica” al contacto con la piel.

(La información de profesor Tchernitchin fue obtenida de un reportaje de la revista Mala Clase, actualmente descontinuada)

Puedes revisar la nota en elmundo.es

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