No es “bueno ya, perdón”, todo es mucho más complejo que eso. El perdón libera, pero sólo si lo hacemos con el corazón por delante y la mente clara. Se trata de elegir reconocer lo que ha pasado de la manera que pasó, en vez de vivir en lo que pudo o debió pasar.
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En el perdón, tanto cuando lo pides como cuando lo das, requiere de la capacidad de entender que el otro no necesariamente ve la vida de la misma manera que tú.
Hablando desde mi lugar, nada cuesta más trabajo pero engrandece tanto como el acto de reconocer los sentimientos de los demás y los propios errores. En el acto del perdón, influyen 3 cosas a las que está sujeta la conciliación: la falta, quien lo hizo y quien se ofendió.
Cada cosa tiene su nivel y entiendo que algunas se resuelven y sueltan más fácil que otras, pero también es un hecho que a lo largo de la historia le hemos adjudicado al perdón una serie de estrategias, reglas y condicionamientos que nos alejan del acto de humildad de la disculpa y nos envenenan de rencor y pasados turbulentos.
Independientemente de la situación en la que te involucres, seas víctima o victimario, te comparto 5 verdades sobre el perdón que debemos comprender para hacerlo con honestidad.
No sólo Dios perdona
La realidad es que el perdón es uno de los actos más humanos que existen y rebasa cualquier tipo de religión. Como tal, debemos practicarlo distinguiendo las situaciones que lo ameriten. Ni podemos andar repartiéndolo por todos lados, ni dejar de hacerlo.
La persona que te hizo daño tiene la facultad de pedirte una disculpa y tú también.
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El perdón no es amnesia
No hay que confundir perdonar con olvidar. Si bien, no es como para estarlo sacando al tema cada que tengas oportunidad o a manera de reclamo, es necesario que tengas claro lo que no quieres que vuelva a suceder o aprender del error para no cometerlo de nuevo.
Nunca le pidas a una persona lastimada que olvide, es casi imposible además nada sano. Utilicemos nuestra memoria a favor del crecimiento espiritual e inteligencia emocional.
Puedes perdonar aunque te duela
En realidad puedes perdonar en cualquier momento. Pero ojo, tómate tu tiempo para evitar resentimientos y discusiones inconclusas. No necesariamente debes dejar que pase todo tu duelo para dejar ir.
Perdonar no significa quedarte
En una relación, perdonar no necesariamente es reconciliarse. Hazlo y sigue tu camino. Las personas que se dan la vuelta y se van sin haber perdonado, tarde o temprano regresan a dejar la carga al mismo lugar, porque se dan cuenta que no es sano caminar con ella.
Nadie está obligado a perdonar o pedir perdón
El acto del perdon es una decisión, que dice mucho de la estabilidad y calidad humana de las personas, sí, pero al final nadie obliga a nadie. Si lo haces asegúrate que sea por tus propios medios y convicciones, nada de que tu mamá te dijo que lo hicieras o porque el o la pobre te dio lástima.
Por último, a todas las personas quienes han rechazado un perdón, espero que entiendan lo que implica. Nadie está excento de un error, y no es que todo se solucione con una solicitud, pero cuando un acto que requiere luchar contra el propio ego, sin duda es un paso importante y de mucho valor.