En una habitación sencilla, iluminada apenas por la luz que entra por una ventana, una niña sostiene un libro con firmeza. No hay pizarras, uniformes ni recreos, pero sí una voluntad que resiste. Esa imagen, reconocida como Foto del Año 2025 por UNICEF, se ha convertido en un poderoso símbolo del desafío educativo que enfrentan millones de niñas en Afganistán.
Una imagen que habla en silencio
La fotografía muestra a Hajira, una niña afgana de diez años, concentrada en la lectura dentro de su hogar. La escena podría parecer cotidiana en cualquier otro lugar del mundo, pero en Afganistán leer y estudiar siendo niña es hoy un acto de resistencia. Desde 2021, el acceso a la educación secundaria y superior ha sido severamente restringido para las niñas, obligando a muchas a aprender en espacios improvisados o, simplemente, a abandonar sus estudios.
UNICEF destacó la imagen por su capacidad de narrar una historia compleja sin necesidad de palabras: la fuerza silenciosa de quienes no renuncian a aprender, incluso cuando el entorno les niega ese derecho.
El poder de la fotografía para visibilizar realidades
El concurso UNICEF Photo of the Year no solo premia la calidad estética, sino el impacto social de las imágenes. En esta edición, el jurado reconoció trabajos que retratan infancias marcadas por conflictos armados, desigualdad, crisis ambientales y pobreza, recordando que los derechos de niñas y niños siguen siendo vulnerados en distintas partes del mundo.
La fotografía ganadora sobre Afganistán invita a reflexionar sobre cómo la educación, más allá de ser un derecho, se convierte en una esperanza de futuro. En contextos donde aprender está prohibido o limitado, un libro puede representar libertad, dignidad y posibilidad.
Otras infancias, otras luchas
Junto a la imagen ganadora, UNICEF premió otras fotografías que amplían el retrato global de la niñez. Desde niños afectados por la contaminación del aire en Mongolia, hasta menores que trabajan en minas de carbón en India, o infancias que crecen en medio de conflictos armados en Gaza y Ucrania, cada imagen aporta una pieza al rompecabezas de la realidad infantil contemporánea.
Estas fotografías no buscan conmover desde el morbo, sino generar conciencia. Muestran infancias reales, con nombres, rostros y contextos específicos, recordando que detrás de cada estadística hay una historia humana.
Educación: un derecho que no debería negociarse
El caso de las niñas afganas pone sobre la mesa una pregunta incómoda pero necesaria: ¿por qué el acceso a la educación sigue dependiendo del lugar donde se nace o del género? UNICEF utiliza estas imágenes como una herramienta de incidencia, para llamar la atención de gobiernos, organizaciones y sociedad civil sobre la urgencia de garantizar derechos básicos.
La imagen de Hajira no promete finales felices inmediatos, pero sí deja un mensaje claro: mientras haya niñas que quieran aprender, la esperanza sigue viva. Y mientras esas historias sean contadas y vistas, el mundo no podrá decir que no sabía lo que estaba ocurriendo.
